Desarrollo humano de las mujeres en el contexto de la conmemoración del día internacional de la mujer.
Desarrollo personal, crecimiento personal y otras expresiones similares, como la de auto ayuda, son un conjunto variado de propuestas desde la psicología para alcanzar el equilibrio emocional o la salud psicológica y por tanto el bienestar.
Aunque estoy convencido que el desarrollo humano de la mujer es un proceso más de educación que de psicología, que pretende conseguir cosas tales como la actualización de las potencialidades humanas, la salud emocional, la ampliación de la conciencia, equilibrio de vida y por tanto el bienestar.
Que la mujer aprenda, a través de la conciencia de sí misma (o la expansión de su propia conciencia) a aprovechar sus posibilidades de pensar, sentir y actuar para:
Usar cada vez más el pensamiento libre o autónomo. Ser dueña de una libertad responsable.
Tener salud emocional. Lograr el éxito en sus iniciativas personales y comunitarias.
La tarea del propio desarrollo tiene varios caminos:
1) Conocerse a sí misma, con honestidad, ubicando virtudes y defectos. 2) Evaluar y tomar acción en qué conservar, que mejorar o cambiar, en su vida y ser valiente al tomar decisiones 3) Librarse de obstáculos interiores y exteriores que impiden el buen desempeño en los compromisos adquiridos. 4) Ser quien se quiere ser; donde pensar, sentir y actuar sean una unidad coherente.
La mujer tiene una especial sensibilidad, natural o aprendida, de comunicarse consigo misma y con los demás, de manera eficiente y funcional. De tener o de construirse una identidad y personalidad propia.
La tarea del desarrollo humano de la mujer es, pues, una responsabilidad personal una vez que se es dueña de sí misma, es decir, una vez que se adquiere la madurez y las habilidades de pensamiento suficientes:
es decir, en la juventud, etapa en que se plantean las opciones vitales.
Desafortunadamente he visto como muchas mujeres se vuelven dependientes emocionalmente, a pesar de humillaciones y violencias.
El riesgo de hoy es que nuestras jóvenes (ellas y también ellos) no asuman con claridad y en su momento la responsabilidad de sí mismas y sigan esperando a que los padres continúen haciéndose cargo de ellas, o el novio, el miedo a asumir responsabilidades, el miedo al cambio o en ocasiones simplemente el miedo a la vida que inhibe su crecimiento o lo alarga con las nefastas consecuencias de dolor, sufrimiento y tensiones.
