Los partidos están hechos bolas y hay razones para pensar que los votantes también. Hay priistas en Morena y otros coqueteando con el PAN, para poner los exigidos contrapesos; panistas en Morena y otros volteando a ver al PRI, como si su antiguo adversario fuera su salvación; morenistas descontentos al ver a su partido abrir las puertas a todos y los recién llegados invitando a más, bajo la divisa de que la única ideología válida es el bien de Nuevo León; emecistas en pugna suicida: ahí quien ganó la candidatura perdió el partido y anda volando solo...
Los partidos están hechos bolas y todo indica que es el momento de las personas. Es fácil decirlo, pero hay que recordar que los guerreros sin armadura son diferentes: cargan su pasado a flor de piel. Como no es esta una historieta donde se pueda dar al mundo una orden de ¡alto la acción!, la vida debe continuar y justo la política, surgida de la polvorienta realidad, es la herramienta para seguir adelante.
El momento es adecuado, dadas las circunstancias, para aquellos políticos que hayan salido de sus partidos en calidad de víctimas, por encima de los que se quedaron en calidad de verdugos. Y para los que se dejen conocer cara a cara (o media cara, por eso del covid) y logren con eso convencer de que el pasado no eran ellos, sino el partido.
Sería un momento adecuado para los independientes, si no fuera por los seis años de quemón que los precede. Hasta las huestes del gobernador se lanzaron vía partidos... y llama la atención no tanto que se hayan querido cobijar en ellos, sino que los hayan aceptado.
Claro, hay de independientes a independientes. El pequeño y floreciente grupo, El Futuro Florece, lleva meses, con seis candidatos a diputado, tocando de casa en casa en esa tarea ardua de conseguir firmas. Los locales ya las tienen y el federal da su última batalla. Estos jóvenes ya tienen avanzado el camino. Lo han hecho todos los días, haciéndose oír a través del cubrebocas. ¿Funcionará? Tal vez sí... Aunque los votantes también están hechos bolas.
