Se suponía que el Santos llegaba al partido como víctima perfecta. Se suponía que Cruz Azul llegaba como verdugo infalible.
Se suponía que el Santos aspiraba solamente a tratar de sobrevivir.
Se suponía que el aficionado del Santos se encomendaba a Dios y toda su legión de santos y ángeles para que a su equipo no lo fueran a masacrar.
Pero el masacrado fue otro… Cruz Azul se plantó en el campo del Santos como amo y señor de las acciones.
Estaba dominando el partido, controló los tiempos y puso una hermosa muestra de cómo se juega el futbol.
Después de estar viendo cómo el Cruz Azul paseaba la pelota por todo el campo, y cómo taladraba a la defensa del Santos durante casi todo el primer tiempo, solamente restaba esperar para que el Santos se cayera a pedazos y terminara ejecutado.
Pero el futbol es impredecible y curioso.
Cuando Cruz Azul mejor jugaba, vino una acción magistral armada por los juveniles del Santos: golazo artesanal de Medina y el Cruz Azul dejaba ver su primer cable pelado;
fallaron en el medio campo y el Santos y sus canteranos no desaprovecharon la oportunidad para castigar cuando había que hacerlo, con la única jugada clara de gol que tuvieron en los primeros 45 minutos.
Y fue un golazo.
Corto circuito para un Cruz Azul que no se levantaría de eso. Al más puro estilo de Ambriz: aguantando y castigando al rival cuando se descuidara.
Excelente. Obviamente también cuenta que los del campo sepan ejecutar el plan y, de momento, lo estaban ejecutando bien.
No olvidemos que el Santos llegaba con casi medio equipo lesionado; el objetivo, de inicio y de acuerdo al contexto y las circunstancias, era sobrevivir.
Y no solamente sobrevivió: resucitó. Pero vendrían tres alegrías más: otro golazo, de Fagúndez, orquestado por Santi Muñoz.
Después, la atajada del penal de Acevedo y, como estocada final a Cruz Azul: otro golazo, el tercero, con una exquisita definición de Santiago Muñoz.
El Estadio Corona se vino abajo y todos alzaron los brazos al cielo en señal de victoria y alegría. Sí, el futbol es maravilloso.
Tras tanto sufrimiento y las últimas angustias, el Santos ha vuelto a la vida, y de qué manera. Felicidades al Santos y a Ignacio Ambriz por esta obra maestra.
Hay un nuevo amanecer para el Santos y su afición.
Después de mucho tiempo y muchas frustraciones, todos nos fuimos a dormir a gusto.
El Santos ha dado un golpe sobre la mesa con el puño cerrado.
