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HAY QUE EQUIVOCARSE PARA EL LADO DEL QUE CONVIENE

Hace 6 meses al Santos lo acuchillaron en la final ante Cruz Azul en el Estadio Azteca: 

el gol del local fue en claro fuera de lugar y ni siquiera hubo intención alguna para llamar al árbitro y que éste revisara la acción en el VAR. 

Alguien podrá decir que el gol de Borgetti que le dio al Santos su primer campeonato en el Invierno 96 (ante Necaxa) también fue en fuera de lugar; sí, pero en esos años no existía el VAR, hay un mundo de diferencia. 

Pues bien, el domingo el Atlas se coronó tras cualquier cantidad de décadas y al igual que en la final del torneo pasado, el gol que a la postre les otorga el título también fue en clara posición adelantada. 

No tengo dudas y sí tengo pruebas, pues todo el país vio la repetición de las jugadas en ambas finales. 

¿Había consigna? ¿De quién?

Los equipos que hacía mucho, pero mucho tiempo, no eran campeones, debían de serlo. “Ya les tocaba”. Y si no, pues había que echarles una mano. 

A veces conviene equivocarse para el lado del que conviene, del que más ilusión genera, del que las vibras están de su lado, del que deja más ganancias para la mercadotecnia. 

Desde hace 6 meses había ya un aura, un entorno y un ambiente casi inexpugnable (sobre todo de la prensa de Tenochtitlan) para que el Cruz Azul fuera campeón. 

Todo empujaba hacia ello. Pero estaba el Santos atravesado… había que tumbarlo. 

En el caso del Atlas fue más grave porque Pumas se le atravesó desde la semifinal en el Estadio Jalisco y al local le perdonaron una roja y un penal claro. 

Pues sí, había que tumbar a Pumas, ya en la final que pasara lo que Dios quisiera.

Y sucedió, el nuevo “poderoso” Atlas le estaba arruinando la fiesta el León (en su casa, de manteles largos y ante su hermosa afición) y decidieron tumbarlo también. 

El resultado es que el Atlas es campeón. ¿Merecido? Tal vez sí, tal vez no. 

Pero eso no enturbia el gran trabajo que ORLEGI ha realizado con éste Atlas: sinceramente los rojinegros eran un pozo sin fondo, un negocio maldito y una empresa difícil de gestionar por tantos problemas que venía arrastrando con los años. 

Sobre todo esa maldición brutal de no ser campeón. 

No era nada sencillo armar y levantar un proyecto ganador en ese suelo infértil y ORLEGI lo ha logrado. Felicidades por ello.

No sería mala idea que ORLEGI compre también al San Luis, al Querétaro y a Bravos de Juárez, por mencionar a otros clubes en desgracia. 

Tal vez así se rompan otras maldiciones y den más lecciones sobre cómo gestionar exitosamente un club de futbol.

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Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • [email protected]
  • Columnista en La Afición desde Enero del 2009. Egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Información de Universidad La Salle Laguna, con Maestría en Educación por Universidad Interamericana para el Desarrollo.
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