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Esto se acabó desde la jornada 3

Todo se fue al caño desde aquel día en que la afición americanista invadió el TSM como nunca antes había sucedido. 

Ese día el América le propinó al Santos una goleada que marcaría el destino del equipo en este torneo. 

Hoy el Santos de Ortiz está eliminado; no existe ya ninguna posibilidad de aspirar a algo. 

Lo único a lo que el Santos aspira es a mejorar sobre sí mismo y tratar de darle alguna migaja de alegría a su afición. 

No se puede esperar más. Ortiz ya dejó muy claro, en la rueda de prensa tras finalizar el partido ante Toluca, que solamente seguirá en el cargo si le arman un equipo competitivo. 

No creo que eso suceda. Fernando Ortiz: es mejor dar un paso al costado. 

No se te va a cumplir lo que deseas. Fernando Ortiz fracasó. No es lo mismo Ortiz con dinero que Ortiz sin dinero.

Pero vayamos al contexto, a toda esa avalancha que cada fin de semana ha venido aplastando al Santos y a su fiel afición. 

Esa avalancha se ha encargado de sepultar todo lo que el santista antes disfrutaba y hoy añora: los éxitos. 

Hace tiempo que el Santos ya no es el Santos. 

Y lo peor de todo es acostumbrarse a lo malo, verlo como algo normal: ver la desgracia de manera cerca y ya sentirla como algo natural, habitual. 

El aficionado santista ya sabe que la cosa no va a cambiar. 

Tal vez ya nunca va a cambiar. Así que se ha acostumbrado a los fracasos. 

Claro que recuerda con cariño y orgullo las glorias que algún día les dio el Santos, porque se acostumbraron a ello, pero hace tiempo que también se acostumbraron a lo malo, a lo que el equipo les ha dado en los últimos años: nada.

Es como en aquellos años de tanta violencia en nuestro país, donde la guerra contra el narcotráfico llegó a las entrañas de La Laguna y no nos quedó de otra más que acostumbrarnos, a verlo como algo normal: sonaban los balazos y ya no nos asustábamos porque era el pan de cada día. Nos familiarizamos con el miedo. 

Pues bien, así pasa con el Santos: ya estamos acostumbrados a los fracasos. Hoy solamente nos queda ver a los grandes jugadores que vienen con los equipos visitantes.

Mis respetos para gente como Acevedo, Güémez o el gran Barticciotto, que son el corazón y motor de este equipo. Esos tres jugadores merecerían mejor suerte. 

Pero una cosa debe quedar clara: si el Santos busca volver a ser el de antes (como tanto dicen) y robustecer su proyecto y pagar la deuda con su afición, Barticciotto debe ser la piedra angular de ello. 

Debe durar muchos, muchos años aquí.

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Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • Luis Miguel Rodríguez Cruz
  • [email protected]
  • Columnista en La Afición desde Enero del 2009. Egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Información de Universidad La Salle Laguna, con Maestría en Educación por Universidad Interamericana para el Desarrollo.
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