Para Jorge Landa
Está el Síndrome Stendhal, los trastornos físicos luego de haber recibido un golpe de belleza; Stendhal lo sintió ante las grandes obras de arte durante su estancia en Italia. Está la Neuralgia Wagner, así nombrada por Proust para referirse a los temas del músico que no se alejan de uno sino para volver y lo hacen menos como motivos que como algo muy próximo, apremiante, interno: orgánico. Está el Contagio Belli: así le puse a cierta fiebre contraída en Roma y que da en hacer poemas como los de Giuseppe Gioachino Belli (1791-1863), luego de entrar en contacto con su poesía obscena y blasfema; contagio que acudió a autores tan disímiles como Rafael Alberti o Anthony Burgess. Y ahora, con ustedes, el Mal de Beatles.
Me envió un mensaje para preguntarme si tenía esos discos, el rojo y el azul, y por supuesto le dije que sí: desde que salieron en 1993. Me dijo que entonces no los tenía, mejor dicho: que aunque los tuviera ya no los tenía y que fuera preparando los audífonos porque iba a armarme un USB.
En efecto son otra cosa las grabaciones del disco rojo The Beatles/ 1962-1966 y el azul The Beatles/ 1967-1970 con los nuevos remixes (edición 2023). Cada canción tantas veces oída trae ahora como un brote literalmente inaudito o, en fin, neoaudito, no sólo con las viejas canciones sino con la nueva: oír solita a “Now and Then” es una buena cosa; oírla aquí en el flujo del Azul la contamina para bien de pasado y futuro. La beatliza, o la beatlifica definitivamente.
Entonces, “Mal de Beatles. Trastorno experimentado por alguien que ya sólo quiere encerrarse horas y horas en los audífonos para oír la edición 2023 del Rojo y el Azul. Puede caracterizarse por movimientos incomprensibles: bailar de súbito, o guitarrear como si, o golpetear en torno como siguiendo un ritmo. O balbucir: ‘Los audífonos miran hacia el pasado’. Y es un hecho: para quienes están en la edad del 6o. y del 7o. piso, al Mal de Beatles lo acompañan eventuales emisiones lacrimales”.