En memoria de nuestros hermanos Javier y Joaquín, y por la sangre de tantas personas que han sido asesinadas en estas tierras, los jesuitas no nos iremos de la Sierra Tarahumara. Aquí nos vamos a quedar para seguir construyendo puentes entre mestizos y rarámuris, entre jóvenes y adultos, entre mujeres y hombres, entre gente que quiere la paz, entre la Sierra y las autoridades.
Permaneceremos aquí para emprender juntos el camino de la paz.
Ayer, en la misa con la comunidad rarámuri, oficiada en el mismo altar en que fueron asesinados nuestros hermanos Javier Campos y Joaquín Mora, junto a los orificios que dejaron las balas, afirmé que ellos “ofrecieron su vida por amor al pueblo de estas tierras serranas, sacrificio que nos recuerda el sacrificio de Jesús, el sacrificio de Monseñor Romero, el sacrificio de los mártires de la UCA y tantos más que han dado su vida”.
El asesinato de mis hermanos jesuitas es un sacrificio de amor para que tengamos paz en esta Sierra, un sacrificio para sentirnos un solo pueblo, orgulloso de su lengua y su cultura; ellos lucharon por defender sus danzas y sus ritos. El día de ayer caminamos con dignidad, juntos, rarámuris y mestizos.
Por eso afirmo hoy, cuando los ojos del mundo están puestos en estas tierras, que tenemos la oportunidad de construir la paz que hemos soñado por décadas. Nuestros queridos Javier y Joaquín nos están abriendo una puerta y un camino.
En próximos días, los Jesuitas de México nos reuniremos para definir nuestra postura ante esta realidad. Pedimos a los medios de comunicación y a la sociedad en general que estén atentos a las acciones que vamos a emprender. En Cerocahui iniciamos nuestro camino por la paz.
Quiero reconocer que hemos encontrado una respuesta inmediata de las autoridades en los tres niveles de gobierno y agradezco el esfuerzo que hacen por recuperar condiciones de seguridad. Les pido una estancia permanente hasta que tengamos paz en la Tarahumara. Y que, en memoria de estos mártires y de tantas víctimas de la violencia, atendamos las causas de ese problema, las causas culturales y las estructurales.
Decimos a las autoridades que queremos colaborar con ellas en un diálogo crítico y constructivo. Ponemos a su disposición los estudios que tenemos sobre las causas de la violencia en el país, lo que hemos aprendido para reconstruir el tejido social y las claves que hemos encontrado en aquellos municipios que han logrado sostener condiciones de paz.
Estos estudios muestran que los únicos municipios que han logrado sostener la paz son aquellos que tienen una policía preparada para trabajar con la comunidad y una comunidad dispuesta a colaborar con la policía. El gobierno solo no puede resolver el problema tan complejo de la violencia, porque únicamente se va a resolver con la participación de todos y todas. Por eso, necesitamos de las maestras y maestros, de las iglesias, de los empresarios, de las comunidades organizadas, de las universidades y de los diferentes niveles de gobierno.
Y desde el santuario de paz en donde ocurrió el sacrificio de nuestros hermanos Joaquín y Javier, invitamos a los distintos actores sociales, eclesiales y políticos a dejar de lado los intereses personales, políticos y de grupo. Dejemos las diferencias y busquemos los acuerdos que México necesita de manera urgente.
En nombre de tantas víctimas de la violencia, emprendamos en unidad un camino de justicia y reconciliación.
*Provincial de la Compañía de Jesús en México.
Extracto del discurso ofrecido durante la misa de cuerpo presente de Javier Campos SJ y Joaquín Mora SJ, en Cerocahui, Chihuahua, el 27 de junio 2022.
