En Coahuila, el PRI y Morena son los triunfadores del proceso electoral del 6 de junio. Pero, ¿quiénes son los perdedores? ¿Pueden redimirse en un futuro próximo?
Alineados, aparecen con rostro de monaguillo castigado por haber ingerido un litro del vino de consagrar; Armando “Super Mario” Guadiana; Luis Fernando “el Mega Chido” Salazar Fernández y Marcelo “Qué Gachos” Torres Cofiño.
Guadiana vivió su último hálito como político, por 3 razones: demostró ser incapaz para asumir con responsabilidad un proyecto de ciudad; intercambió su capital político por risotadas fáciles y chistes de merolico y porque estiró al máximo el recambio generacional de las distintos grupos políticos en Coahuila hasta topar con pared.
Hoy, tiene poca o ninguna posibilidad de competir por la gubernatura en 2023.
Luis Fernando hijo, se atascó en sus trampas; tanto, que desesperado llamó a su padre para que lo rescatará, aunque con ello sacrificará su prestigio y reconocimiento.
Pero qué importa: Luis Fernando junior demostró ser un inescrupuloso Houdini de Barrio en temas de engaño. Nada distinto a su trayectoria política como panista.
Aún así, su empuje y juventud amarrados a los 31 mil 113 votos que lo separaron del priista Román Alberto Cepeda, triunfador de la contienda, lo catapultan de manera natural a la candidatura morenista para la gubernatura en 2023.
Torres Cofiño, llamado “el Rock Star” de la política, por su crecimiento meteórico en la política nacional, estatal y local panista, se quedó solo, sentado en la banqueta, vestido con una camiseta blanca que porta “el signo de más, cerca del triunfo” color azul naranja.
Lo abandonaron, Jorge Zermeño por la pobreza de su gestión; Chuy de León por su incapacidad para arroparlo con un PAN fuerte y articulado y el panismo tradicional, porque al mirar a Zermeño y a de León, optó por dar su voto útil al candidato priista.
Torres Cofiño, sin embargo, está llamado a recoger los restos del PAN estatal y refundarlo; para desde ahí, catapultar su candidatura a la gubernatura en 2023.