Los Derechos Humanos (DDHH) son el último dique de contención para acotar una doble tendencia: la absolutista y autoritaria del Estado y la deshumanizante y depredadora del sistema capitalista.
Desde esa perspectiva, las siguientes preguntas caen como cascada para encontrar una misma respuesta: no.
¿Están los DDHH integrados a la currícula de instituciones educativas -de kínder a profesional?
¿Está la mayoría de las Escuelas o Facultades de Derecho comprometidas con una perspectiva en DDHH para vivir la transición de un Sistema Penal Inquisitorio a uno Penal Acusatorio?
¿Están las policías -municipales, estatales y federales- entrenadas para asumir su práctica -de acuerdo a protocolos internacionales- en su trabajo?
¿Y los Ministerios Públicos?
¿Y los Jueces y Magistrados del Poder Judicial -a nivel estatal y federal?
¿Y los diputados locales y federales?
¿Y los Senadores? ¿Y los Presidentes Municipales y sus Regidores?
No, es la respuesta cual común denominador.
¿Quiénes defienden nuestros DDHH?
Una Comisión Nacional de DDHH cooptada por la 4T; sin autonomía e independencia algunas; y las Comisiones Estatales de DDHH -sin capacidad vinculatoria para castigar violaciones a los DDHH por parte del Estado.
Ante este panorama, ¿qué podemos esperar?
El reporte de Human Rights Watch para 2022, en tres viñetas, ilustra la crisis de DDHH en nuestro país:
a) El Sistema de Justicia Criminal fracasa en impartir justicia a las víctimas de crímenes violentos o por violaciones a sus DDHH. Sólo el 5.2 % de los crímenes son resueltos.
b) 64% de los prisioneros encarcelados en 338 prisiones reportó violencia física al ser arrestados.
c) 23 mil mexicanos, al menos, han desaparecido desde la llegada de AMLO. Existen, al menos, 4 mil fosas clandestinas con cuerpos sin identificar.
En México, los DDHH son arrasados cada día. Implementar y radicalizarlos en nuestra vida cotidiana e institucional es nuestra mejor esperanza contra una sociedad salvaje que fusiona un Estado débil con un sistema capitalista voraz.