Varios filósofos y sociólogos coinciden en señalar que la humanidad transita por un cambio de época en el cual mutarán las instituciones sociales básicas, como la familia, la educación, la religión, la economía, la política y la comunicación.
Ejemplifico: ya no existe una relación única entre hombre y mujer: coexiste ahora con relaciones diversas; pereció el concepto de familia hetero patriarcal para dar lugar a las familias diversas; la educación ya no ocurre en la familia o la escuela, sino también en la televisión y las redes sociales; las religiones comparten trascendencia y fe con la espiritualidad de la Nueva Era de origen hindú, chino, japonés o de culturas prehispánicas; la economía metalizó las relaciones entre personas para considerarlas como mercancías; la política ya no está basada en ideologías sino en una aspiración pragmática por llegar al poder y la comunicación, a pesar de su poder tecnológico, dejó de comunicar a las personas entre sí para alejarlas y manipularlas por razones comerciales y/o políticas.
¿En qué dirección continuarán cambiando esas instituciones? ¿Correrá cada una de ellas, la misma lógica temporal? ¿Qué categorías surgirán para nombrar esos cambios? ¿Cuándo finalizará su transformación?
Es imposible saber la respuesta a estas preguntas.
Porque, como lo señala Jaqueline Pels, profesora de la universidad argentina Torcuato di Tella, “las eras de cambio implican tiempos históricos, no humanos.
La incertidumbre genera angustia, y por eso tendemos a buscar y aferrarnos a lo que vemos como certezas (como la nostalgia por el pasado).
Pero las certezas nos restringen.
Por eso, tenemos que aceptar que hasta que las piezas no se acomoden no vamos a poder ver lo que será.
Todo cambio de época requiere que seamos capaces de soltar el pasado sin saber dónde está la liana del futuro”.
¿Cuál son las tendencias de ese tránsito incierto que vive la humanidad? (1) Ningún valor humanista puede competir con el valor de la utilidad o del cálculo racional.
Nota: El autor es Director General del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.