Prólogo
¿Cómo explicar el ridículo mundial del pasado jueves en Culiacán? (1o) la dicotomía, aprehender a Ovidio Guzmán a cualquier precio o liberarlo para evitar una masacre, es falsa.
(2º) toca analizar razones de fondo que expliquen por qué AMLO y su equipo fallaron en lograr su objetivo.
1. En lugar de reformular el aparato de inteligencia por el uso político del mismo en sexenios pasados, AMLO dio instrucciones de desmantelarlo.
De estar activo, hubiera generado un diagnóstico de riesgos para aprehender al hijo del Chapo con mayores probabilidades de éxito; y responder así, a las exigencias de Trump para impulsar su elección presidencial.
2. AMLO fusionó al Ejército, Marina y parte de la Policía Federal en Guardia Nacional.
Pero no respetó las diferencias organizacionales, de identidad institucional y de tradiciones militares asociadas a cada una de esas 3 fuerzas fusionadas al vapor.
Lo cual, ha impedido una integración adecuada para desplegar acciones armadas como unidad militar.
Hoy, por ejemplo, todavía no se sabe quién manda -en realidad- a la Guardia Nacional. La operación militar en Culiacán desnudó ese hecho: hubo 6 versiones oficiales sobre el mismo suceso.
3. AMLO no tiene una estrategia y un discurso sólidos para reducir la violencia.
Su respuesta a las 10 masacres ocurridas en su gobierno, con 126 personas muertas, ha sido: “no capturaré cabezas de los Cárteles”; “no confrontaré al crimen organizado”; “madrecitas no permitan que sus hijos cometan ilícitos”.
A la par de estas palabras, en un plano estratégico territorial, AMLO desplegó 80 mil elementos de la Guardia Nacional en distintas partes de México “sin reglamento, sin capacitación y prácticamente- sin exámenes de control y de confianza”; pues sólo el 5% de ellos lo realizó.
Entonces, ¿porqué espantarnos de su inoperancia militar en el país y, de manera particular, en Culiacán.
Culiacán es el reflejo de fallas estructurales en la política de seguridad pública de AMLO. No de su falta de testículos o su humanismo victimizado y manipulador.