“Lo que importa es la calidad, no el parentesco”.
El suscrito es un crítico de los sistemas que se basan en hechos biológicos y no en la calidad o el perfil del funcionario. Por eso no me gustan las cuotas de género que ahora están de moda para obligar a que existan mujeres dentro de la administración pública, porque lo que me importa no es si una persona tiene cromosoma XX o XY, o es bisexual, lo que me interesa es que tenga las características para cumplir la posición que ocupa.
Por esa razón veo extraño el concepto de nepotismo, porque si mal no recuerdo, en EU, un procurador era hermano del presidente, y así he encontrado múltiples casos como los del célebre Napoleón I, en donde el parentesco no importaba, lo que se medía era la eficiencia. Es decir, no se deben buscar los ADN, porque es más maligno dar una posición por compadrazgo a alguien ignorante, que tener una relación familiar con alguien competente.
Al margen de mi opinión, desgraciadamente hay leyes bien establecidas en contra del nepotismo, pero no en contra del amiguismo, el compadrazgo, el servilismo y otros gérmenes patológicos que a veces utilizan los políticos para seleccionar a su personal, en lugar de los exámenes de oposición; y no importa si es hombre o mujer, pues aunque hay mujeres en mayor número que hombres, no tienen por qué restringirlas a una cuota, si son capaces.
Aunque sé que nadie me va a hacer caso, porque todo el mundo tiene miedo a la época en la que los parientes invadían sin examen los puestos claves, y eso sí es inmoral. Espero que al menos se medite en este tema, porque desde el punto de vista humano es más grave lo que pasa en la IP, donde los hermanos se destruyen entre sí por el cochino dinero.
