Por supuesto que deben obedecer al gobierno.
Me llama mucho la atención que mientras el gobernador y el secretario de Salud señalan que no es el momento para la suspensión de clases, lo que también hace la UANL, muchas escuelas privadas suspendieron actividades, generándose así una confusión que sintetizo con la frase “¿quién es el que manda aquí?”.
La educación en México es pública, gratuita y laica, y su impartición, por mandato constitucional, le corresponde al estado. Sin embargo, el estado autoriza a los particulares para que la impartan y con ello le ayuden en esa gran tarea. Por eso nacieron las instituciones escolares privadas, que son muy útiles y que en Nuevo León representan a más del 15% del total de estudiantes en el área básica.
Esta autorización puede retirarse, a juicio del estado, pues las escuelas privadas forman parte de un complejo cuya normatividad define la Secretaría de Educación Pública, pues si no tuviéramos normas semejantes, no podríamos tener una identidad nacional real.
Esta consideración viene a mi mente, porque no veo una coordinación entre el sistema escolar privado, incluyendo las universidades, y el sector público, y eso debe corregirse, porque si el secretario de Salud, la Secretaría de Educación y el gobernador, que lo representa, dan una indicación, las escuelas privadas tienen que acatarla y no pueden irse por la libre.
Además, en este momento crítico de la pandemia por Covid-19 (coronavirus), lo más importante es la coordinación estrecha y la uniformidad de criterios, como le hicieron China y Japón, que ya lograron contener esta perversa epidemia.
En esos países hubo una coordinación muy estrecha entre todos los sectores y una disciplina casi castrense, así como una eficiencia en el trabajo y eficacia en el tiempo, que reiteran el concepto de que con la salud no se juega y que no importan los factores políticos o los intereses personales, pues China y Japón contuvieron el virus y nosotros estamos actuando, a nivel federal y estatal, sin un rumbo fijo y cada quien está haciendo lo que le da la gana. Eso nos va a causar un terrible problema, si no lo corregimos.
Descartes: Pienso, luego existo… El ejemplo de los países orientales es el de disciplina y solidaridad, y nosotros debemos seguirlo para no afectar a la salud y a la economía nacional.