Muere Minerva Margarita Villarreal.
Preciosa mujer universitaria, que con su bella prosa y armonía en su poesía ganó el cielo de la inmortalidad. Estoy seguro que su pérdida es como cuando una flor única se va, se marchita y no vuelve a reproducirse.
Su esposo, José Javier Villarreal, también poeta, que la acompañaba en el ritmo pausado de la síntesis de la belleza que la poesía representa, debe estar pensativo, pero seguro que su mujer está en el ritmo de las nubes y al asomo de los crepúsculos que el cielo ve desaparecer gradualmente con el tiempo, pero que siempre amanecen de nuevo y quedan impresas, como quedará la poesía de Minerva Margarita, que ganó muchos premios nacionales e internacionales, y que es orgullo de la síntesis mayúscula de la belleza hecha verbo y escritura.
La Universidad Autónoma de Nuevo León deberá siempre recordarla y la Capilla Alfonsina, que dirigió desde 2005, con atinada presencia, la va a extrañar, igual que todos los que la conocimos.
Descartes: Pienso, luego existo… Minerva Margarita voló hacia el firmamento. Quizás ese será su lugar ideal.