Respetar la dignidad del magisterio.
El día de ayer fue el Día del Maestro y, como de costumbre, la ceremonia solemne que se celebra en la SEP, se refirió fundamentalmente a estímulos económicos y para apaciguar a los expertos educativos, se insistió en la nueva innovación educativa que desplaza la figura tradicional del maestro y lo ubica solo como partícipe en la 4T, que le da un valor superior al ejercicio comunitario sobre la tradición de respeto al conocimiento, a las ciencias y como señala el Artículo 3º, a alejarnos de las fantasías e introducir el método científico en el pensamiento de los alumnos.
Esta ceremonia, reitero, no insistió en el tema de la llamada reforma educativa, que es catastrófica en su planteamiento para tratar uno de los más serios problemas que tiene el país, ya que va aparejada la ignorancia con la pobreza.
Además, al no respetar el Artículo 3º, nos hunde en la confusión y le da al maestro una tarea política, en lugar de respetarlo como siempre lo hemos hecho, en su función fundamental, que es la formación integral de los estudiantes en ciencias básicas, sociales y dentro de un marco ético que ha caracterizado a la educación mexicana.
Ahora todo se desplaza hacia la política comunitaria, sin autoevaluación, ni la tradicional evaluación internacional, que nos señalaba con realismo cómo estábamos en matemáticas, lectoescritura, ciencias, que son elementales para ingresar al mundo moderno y no quedarnos anclados en la función social del magisterio, que siempre la ha tenido, a través de las aulas y de los alumnos, sin necesidad de darles tareas de la política del poder y respetando, como alta jerarquía, la política del saber.
Yo, que he pasado gran parte de mi vida observando esa temática, me siento triste y consternado, porque ahora en el juego político se involucra el alma sagrada que la educación representa en el presente y futuro de nuestra nación.
Descartes: Pienso, luego existo… Ayer se cumplieron 10 años de la muerte de Carlos Fuentes, hombre excepcional de nuestra historia moderna y escritor de alcances mundiales que, estoy seguro, dada su naturaleza crítica positiva, está revolviéndose en su tumba, para defender la importancia de la educación en el saber y no en el poder.