Increíble: más populismo
La bella e independiente, así como monárquica, elegante e individualista rubia Albión, descendiente del imperio inglés, que durante muchos años dominó tierras y mares, acaba de ser apresada por la corriente histórica invasiva del populismo.
En días pasados, el parlamento inglés nombró como primer ministro del Reino Unido a Boris Johnson, simpático y carismático personaje que se caracteriza por ser un enamorado del Brexit, que desea que Inglaterra se separe de la Unión Europea, lo cual tendrá que ser antes de octubre 31, para conservar ciertas condiciones en su comercio.
Todos sabemos que los ingleses no aceptan muchas cosas de la civilización, porque desean conservar su originalidad. Ellos no toleran el sistema métrico decimal; tampoco el sistema monetario, pues muchos años vivieron aislados con la libra, que es muy complicada en su distribución y cálculos, y tampoco les gusta manejar por la derecha. Todo esto es característico de la soberbia y la altivez de ese gran país.
Dentro de este contexto histórico y por un nacionalismo exagerado, los ingleses votaron hace tiempo por abandonar la Unión Europea, en lo que se llama el Brexit, y uno de los personajes más apasionados por ese nacionalismo a ultranza, que olvida la globalización y al que además no le gusta la multilateralidad de la diplomacia, gobernará como primer ministro de este país, agregándose así a las figuras populistas que hay en el mundo, encabezadas por Trump, más Venezuela con su estilo rabioso, Bolivia, Nicaragua, Hungría en algún momento, y quizá España, puesto que su presidente se está tambaleando.
A todo lo anterior, le tenemos que agregar las características del nuestro, con AMLO, que con su nacionalismo histórico se olvida del mundo intercomunicado en el que vivimos, con reglas comunes.
Es interesante este fenómeno sociológico, en que el mundo está harto de la aparente democracia y quizá también, instintivamente, repugna la transculturización, la globalización, la informática y cosas reales que nos obligan, como dice Yuval Noah Harari, a pensar en un nacionalismo global y no en un nacionalismo refugiado, como el que caracterizará a ese país, si persiste este rubio radical, que ahora es el primer ministro de una de las naciones más importantes en el proceso económico y político actual.
Descartes: Pienso, luego existo… Esta plaga es como la peste del siglo XVIII: no respeta países ni culturas, pero costará millones de muertos, políticamente hablando.