El llamado “siglo de las luces” también conocido como de “La ilustración”, fue un movimiento cultural-intelectual que derivado del iluminismo del siglo XVII, se desarrolló en Europa de mediados del siglo XVIII a los albores del XIX.
Por su declarado propósito de “disipar las tinieblas de la ignorancia de la humanidad mediante las luces del conocimiento y la razón”, generó grandes cambios sociales y culturales, entre ellos:
La Revolución Francesa con su secuela de independencias incluida la mexicana de 1810.
Como referencia de su importancia histórica, basta citar los nombres de algunos de sus exponentes tales como: J.J.Rousseau, Locke, Voltaire o Montesquieu, siendo éste último por cierto, quien expuso el principio político de que para que un gobierno sea sano, es necesaria la división y autonomía de poderes, pues “todo hombre que tiene poder se inclina a abusar del mismo; y él va hasta que encuentra límites.
Para que no se pueda abusar del poder hace falta que, el poder detenga al poder”.
Es en este escenario de avance científico, económico, político y cultural, que un ilustrado y joven músico de 35 años escribe en su lengua materna, el alemán, una breve opera ligera en dos actos, con la que se propone trasmitir en un lenguaje llano y usando elementos tradicionales, la sabiduría contenida en las ideas de La Ilustración, como una forma de liberación de la ignorancia, la superstición y la tiranía.
Así Wolfgang A. Mozart en 1791 apenas dos meses antes de morir, estrena “La Flauta Mágica”, opera “singspiel” en la que Papageno, Tamino, Pamina, La Reina de la noche y otros personajes, escenifican una lucha entre la luz y la oscuridad, la mentira y la verdad, trama donde una flauta mágica logra modificar el estado de ánimo y hacer más feliz y alegre a quien la escucha.
La Flauta Mágica se presentará en diciembre en la Opera de Viena y la buena noticia es que no tenemos que ir a Austria para verla, pues antes subirá a escena en Torreón en una producción de la Camerata de Coahuila.
Tal vez en estos tiempos que corren todos necesitemos de una flauta mágica que nos alegre.