El jueves pasado fuimos víctimas, una vez más, de la indolencia y actitudes abusivas de Aeroméxico en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Mi vuelo a Tampico, el 2412, estaba programado para salir a las 12:05pm, y cuando llegué al aeropuerto a las 11:00 am, fue grato percatarme que en la pantalla aparecia ese vuelo, ya con sala de abordar asignada, la 69; y menciono esto, porque es muy común que se asigne sala a veces 15 minutos antes de la salida y hay que correr normalmente a la sala 75, en donde no hay pasillos de abordar, sino que es a traves de camioncitos que se nos lleva a posiciones remotas, con toda la incomodidad que esto representa. Ya en sala 69, y después de un rato de que no aparecía en el mostrador de esa sala el numero de vuelo y el destino en la pantalla del mostrador, me acerqué a la encargada para preguntarle por mi vuelo; me confirmó que el vuelo 2412 saldría de esa posición, pero que desafortunadamente el vuelo estaba retrasado y se estimaba su salida hasta la 1:25 pm, porque el avión para ese vuelo venía con retraso. Ya con la molestia del retraso me sente a esperar las dos horas que me indicaron para la salida de mi vuelo; empezaron a llegar otros pasajeros y todos expresaban su molestia respecto de la demora. Pasaron los minutos y siguió sin aparecer nada en la pantalla, ni en el mostrador de la sala 69. A las 12:15 pm decidí checar la aplicación Flightaware en mi celular y esta me indicaba vuelo 2412 abordando por la puerta 75 a las 12:05pm. Es importante mencionar que NO hubo ningún aviso por el sonido local de la sala, ni en las pantallas del aeropuerto y menos en la de sala 69. De la puerta 69 a la 75 hay una considerable distancia, por lo que hubo que correr para llegar ahí, y constatar que efectivamente ya estaban abordando el vuelo. Agitado al máximo le reclamé a la encargada de ese mostrador, el hecho de que nos tuvieran en sala 69 desde las 11 de la mañana y nos confirmara personal de la aerolínea que por ahí saldria el vuelo a la 1:25 pm, ¡y NADIE avisó del cambio! Su respuesta lacónica: “Gracias por avisar, voy a informar a operaciones”. A continuación checa mi pase de abordar y me exide uno con asiento diferente, ya que mi boleto era en Clase Premier, lo cual también custiono, y nuevamente con una indiferencia total, “hable a servico a clientes para que le indiquen lo que procede”. Un aeropuerto caótico nos hace a los viajeros frecuentes que por trabajo TENEMOS que usar esa infraestructura, indgnarnos aún más por la burla que representa una supuesta consulta.
Un aeropuerto caótico nos hace indignarnos
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Luis Apperti
Tampico /