En la última semana de noviembre, todas las revistas especializadas en innovación tecnológica daban a conocer una nota que cambió al mundo: durante el 2do. Encuentro Internacional sobre Edición del Genoma Humano que se llevó a cabo en Hong Kong, el Dr. He Jiankui de la Southern University of Science and Technology de Shenzhen, anunció que él y sus colegas habían logrado modificar exitosamente los genes a nivel de embriones, de dos niñas gemelas que habían nacido semanas atrás. The Associated Press siguió rápidamente con un informe más extenso sobre el pequeño ensayo clínico chino en el que siete parejas, incluidos hombres con VIH positivo, donaron óvulos y esperma para llevar a cabo las pruebas. El Dr. He explicó que había llevado a cabo esa modificación genética usando la técnica conocida como CRISPR CAS9, con el propósito de evitar que las gemelas nacieran con el virus del sida heredado genéticamente por su padre. La Dra. Tiffany Vora de Singularity University comentó: “Este avance podría haber sido un motivo para la celebración mundial. En cambio, la reacción violenta en los medios de comunicación tradicionales y la comunidad científica me llevan a temer que la humanidad haya tropezado con su próximo salto gigante”.
El dilema ético que esto representa, nace no solo del hecho de que el Dr. He no aporto evidencias científicas suficientes para un avance de estas dimensiones, sino que además llevo a cabo los ensayos sin autorización de la Universidad y sin seguir los protocolos establecidos. Y como si se tratara de una novela de Conspiración, poco después del anuncio, no se sabe nada del Dr. He Jiankui, su desaparción de su hotel y hasta el momento nadie sabe de su paradero. Como siempre que existe un adelanto tecnológico avanzado a su tiempo, las reacciones de manera generalizada son contrarias y de crítica extrema, sin embargo esto que puede ser un paso gigantesco en el avance en encontrar nuevas formas de curar todo tipo de enfermedades se está poniendo en riesgo ya que no se siguió una metodología convencional para llevar a cabo dicho procedimiento. Pareciera una actitud totalmente inmadura de un gran científico con mucha prisa por obetener fama y reconocimiento; lo triste es que hace solo un año, este mismo científico sorprendió al mundo con la presentación de un secuenciador genético construido por él y su equipo. El tema es profundo, ya que la modificación genética en seres humanos nos lleva a cuestionarnos si estamos jugando a ser Dios.
