Dentro del concepto de crecimiento exponencial existe un elemento al que se denomina etapa de decepción, y este conlleva el hecho de que siempre que existe algún tipo de innovación por fuerza incluye algún tipo de cambio, y los seres humanos por naturaleza somos reacios a los cambios.
Todos los días nos sorprenden con nuevas tecnologías, o la aplicación de la combinación de varias, y pasan por ese fase de incertidumbre, para finalmente volverse disruptivas y virales.
Ante los enormes retos que enfrentamos a nivel global, se antoja adecuado cuestionarnos cuándo empezaremos a ver el crecimiento exponencial impactando positivamente en el bienestar y la calidad de vida de toda la humanidad.
Sabemos de la existencia de muchas tecnologías y aplicaciones que pueden coadyuvar sensiblemente en la mejora del medio ambiente, en la disponibilidad de agua potable, en el tratamiento de aguas residuales, en la independencia energética alejada de combustibles fósiles, en la erradicación o control de enfermedades graves que provocan la muerte de millones de personas al año, en terminar de una vez y para siempre con el hambre en todo el mundo; en fin, la lista es enorme pero, lo cierto es que para cada tipo de problema que ya conocemos, existe una posible solución.
Es por lo anterior que no podemos dejar de señalar la ironía de tener conciencia, por ejemplo, de la existencia de cañones antimisiles operados por inteligencia artificial, capaces de derribar en pleno vuelo y mucho antes de acercarse a sus objetivos, proyectiles lanzados unos minutos previamente.
Y por otro lado, ver el desastre de los incendios forestales en Australia, y con mucha mayor frecuencia en California (prácticamente todos los años) y cuestionarnos, ¿qué no será posible tener sensores tan precisos como los de los cañones antimisiles y detectar los incendios cuando sean incipientes y poder detenerlos antes de que se vuelvan incontrolables?
Esa etapa de decepción como que no aplica cuando se trata de incorporar innovaciones en temas armamentistas, y la transición lenta en todas las áreas de mejora en la calidad de vida para los seres humanos, ahí sí la encontramos sin duda. _