El próximo mes de julio se estrenará la película de “Barbie” de acción real. Los detalles de la trama han sido cuidados y el público sabe poco de ella, pero la muñeca icónica que la inspira ya tiene historia suficiente para dar publicidad a la producción cinematográfica.
Las redes sociales han mostrado el impacto del anuncio de la película con tendencias populares sobre la muñeca de Mattel. No queda lugar a dudas de que Barbie tiene sus fans en aquellas mujeres para las que dejó huella desde su infancia y cuyas experiencias emocionales han trascendido hasta la adultez de manera muy válida.
Pero también tiene sus detractoras que la señalan como un objeto promotor de la violencia estética. Es decir que la muñeca de aspecto adulta, rubia y delgada ha sido parte de la sociocultura que establece parámetros de apariencia física que las mujeres debiéramos cumplir, pero que son inalcanzables además de racistas al no representar las formas, colores y cuerpos de la mayoría de mujeres. La historia de la muñeca se remonta a la década de los 50 del siglo pasado, su inspiración proviene de una muñeca alemana que era para personas adultas y de la interacción de su creadora Ruth Handler con su propia hija, Bárbara. En aquella época, las muñecas comerciales para la niñez eran simulaciones de bebés, pensadas para socializar los cuidados de la crianza. Barbie representó para las niñas la oportunidad de visualizar, a través del juego, una proyección de una vida adulta fuera del rol de madres y cuidadoras de bebés. Al ser una creación estadunidense que se popularizó, la física de la muñeca podría responder a la población de los países que le dieron origen: Alemania y Estados Unidos. En décadas recientes la marca ha incrementado su oferta con líneas que reflejan mayor diversidad en sus muñecas en: formas del cuerpo, colores de piel, tipos de cabello e incluso se pueden encontrar con lunares, cicatrices, manchas y silla de ruedas. Pese a ello cabe reconocer que el señalamiento de priorizar una estética es histórico y verídico. De nuevo, la representación se señala como un tema presente y una exigencia social.