Ahora que estamos confinados y que algunos tenemos la posibilidad de realizar trabajo de oficina desde nuestra casa, existe la necesidad de tomarnos en serio la importancia de los derechos digitales que también forman parte de los derechos humanos.
Es así que cuando hablamos de estos principios solemos restringir esta perspectiva al campo de la seguridad, vinculada a los cuerpos policiacos o situaciones de violencia.
Diariamente estamos relacionados con el acceso a algún derecho. Por ejemplo, al beber agua, disponer de internet, requerir atención médica o educarnos, etcétera.
Entonces, hablar de derechos humanos adquiere una dimensión integral y cotidiana.
Cuando los tenemos garantizados nuestras condiciones de vida mejoran de forma considerable; sin embargo, cuando se restringen o se violentan por cualquier causa, su impacto es significativo.
Con la disrupción de la pandemia del Covid-19, que ha modificado de manera drástica nuestra forma de vida en tan poco tiempo, se abrió un debate a nivel mundial sobre el respeto a estas garantías, esto debido a que los gobiernos tuvieron que implementar medidas de diversa índole para evitar súbitos incrementos en el número de contagios, pero también quedaron en evidencia las desiguales brechas que existen entre la población y lo fácil que es caer en el uso excesivo de la fuerza del poder público y policial.
Sin duda, el aislamiento es un lujo que pocos pueden darse y el acceso a internet para dar continuidad a nuestras actividades laborales e incluso sociales, también es un privilegio para unos cuantos.
El INEGI reportó que 18.3 millones de viviendas —52.7 por ciento del total estimado en México— cuentan con acceso a internet.
Otro dato preocupante es que la mayoría de los hogares que no disponen de este servicio, corresponde a la población de menores recursos, es decir 16.4 millones de viviendas no tienen esta herramienta.
En Italia comenzaron las medidas de desconfinamiento sin aglomeraciones, con cubrebocas y salidas restringidas para los centros de trabajo y el contacto familiar, en otras palabras, el distanciamiento social sigue siendo estricto.
De acuerdo con las autoridades sanitarias, México atraviesa por el punto más alto de contagio, lo que indica que continuará el encierro y recuperar parte de nuestra libertad será un proceso escalonado.
Revalorar la importancia de aspirar a los derechos digitales será una tarea para los Estados, que ya enfrentan desafíos vinculados al uso de la tecnología en una pandemia como la del Covid-19.