Cultura

Un mundo kafkiano

  • Taller Sie7e
  • Un mundo kafkiano
  • Laura Olivia Hernández

¿Y por qué kafkiano y no absurdo? Franz Kafka nunca imaginó que sus obras fueran a trascender, ni mucho menos que su apellido derivara en un sustantivo, que se usa para designar algo ilógico, irrazonable, un disparate.

Sus cartas filtran su biografía, sobre todo una de 30 páginas a su padre, a contraluz se lee el autoritarismo con que fue educado, el carácter dominante que prevalecía en su relación, incluso se puede deducir el origen del personaje principal de la más famosa de sus narraciones cortas: La metamorfosis.

Para explicar el miedo que le provocaba su papá, relata esta misiva, él sabía que con palabras no podría explicar las causas de esa emoción tan dañina, de allí se desprende como un rompecabezas, inseguridad, caos, baja autoestima.

¿Le es conocido el panorama familiar?

“Me aplastarías de un pisotón” afirma en su epístola; recordemos que Gregorio Samsa, una mañana despierta y es un insecto, unos dicen escarabajo, otros cucaracha según la traducción.

No puede ir a su trabajo, lo extraño es la aceptación de su transformación por la familia, por el jefe que fue a buscarlo a su casa para que haga su deber.

Hay que hacer algo porque la vida sigue. ¿Lo mataría, lo pondría en una pecera, lo aventaría al drenaje?

Me imagino que muchos de ustedes lectores voraces, ya saben qué pasa; si no, los invito a curiosear el texto.

En sus relatos, los personajes de Kafka, a la vista de los demás, sin asombro de nadie, les roban, son devorados por un buitre, son juzgados sin saber la causa.

Hay un agobio al sistema, él machaca con un símbolo que no evoluciona, sino que lo planta en la narración como pidiendo un poco de compasión.

“Los rincones oscuros, los pasadizos secretos, las ventanas ciegas, los patios sucios, los alojamientos siniestros continúan viviendo en nosotros”.

Se está celebrando los 100 años de su muerte, 1924; gracias a la traición de su amigo Max Brod, que no quemó su obra, hoy se puede acceder a sus relatos, que revolucionaron la forma de escribir.

Orson Welles se basó en su texto El Proceso para su película. Armonicemos las relaciones padres e hijos, maestros alumnos, patrones obreros para mejorar este mundo tan kafkiano. Carpe diem.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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