Cuando era niña, mi mamá se fue de viaje de trabajo a China. Estuvo allá un mes y mi papá compró un fax para comunicarnos con ella. Llegó emocionado con la maquinita color amarillo huevo y nos explicó a mí, y a mi hermanito, que con eso nuestras cartas y dibujos podrían llegarle en minutos a mi mamá. Me pasé toda la tarde haciendo un dibujo hermoso con palabras de anhelo en decenas de colores y diamantina, y lo metí en un sobre bien cerrado. “Ya lo puedes mandar”, le dije a mi papá, “no lo abras, ¡es privado!”.
Después de que mi papá me explicó que no podía irse en el sobre, los colores no se iban a ver y tenía que hacerlo sin diamantina porque el fax se iba a descomponer, lloré desalmada porque no era como me lo imaginaba. Los retos de la niñez que tuvimos los xennials y los millennials en relación al uso de tecnología no podrían ser más lejanos a los que viven hoy los niños. Por eso, como papás estamos profundamente aprehensivos, confundidos y desprevenidos sobre cómo lidiar con aquello que nos es ajeno.
Las posturas más comunes son los extremos: “Jamás voy a dejar que mis hijos usen celular, vean redes sociales, tengan computadora”. O bien: “Nacieron con ese chip, saben más que yo a eso de la tecnología”. Ambas posturas son igual de poco útiles y proactivas.
La tecnología está para quedarse y los niños sin habilidades digitales estarán en desventaja. Por otro lado, rendirse ante la tecnología sin asumir ninguna responsabilidad porque no nacimos con ella pone riesgos importantes en la educación de nuestros hijos.
En Google estamos convencidos de que todos tenemos que ser mejores ciudadanos digitales y hemos creado muchas herramientas como YouTube kids, con contenido curado especialmente para niños; Family Link, que te permite monitorear la actividad en línea de los menores a tu cargo; y Safe Search, que es el modo de búsqueda donde los padres limitan lo que pueden ver sus hijos. Además, hemos compilado una guía para niños y padres de cómo ser increíble en internet, con herramientas y consejos a través de una plataforma intuitiva y útil.
Aquí, una guía que puede ser leída con tus hijos:
Comparte con cuidado. Así como no compartirías datos privados o de tu familia con cualquier persona, lo mismo aplica en la red. No reveles dirección, teléfono, ubicación y demás en foros públicos. Piensa si sería algo con lo que te sentirías cómodo en una conversación cara a cara. Si no, seguro tampoco lo es en internet.
No caigas en trampas. Aprende a cuidarte en la web como en el mundo real. Si alguien que no conoces tocara a tu puerta, ¿le abrirías? Lo mismo sucede en Internet, no aceptes como amigos a desconocidos y mantente alerta.
Protege tus secretos. Guarda tus contraseñas e información personal con mucho cuidado.
Sé amable. Es fácil no serlo cuando no tienes a la persona en frente, pero si no está bien decírselo en persona, no está bien en línea.
Sé valiente. Si tienes dudas de algo que viste en la red, pregúntale a tus padres o adultos de confianza. Establece reglas claras con ellos de lo que está bien hacer en Internet y lo que está permitido en tu familia.
*Directora de la Práctica de Bienes de Consumo para Google México