En este segundo mandato, Donald Trump viene por la revancha y comienza a gobernar mediante órdenes ejecutivas, o como se dice en México, por decreto. Parece que la ocasión anterior no hizo lo suficiente para “hacer grande a América otra vez” y viene con la espada desenvainada, con un discurso dominante e impositivo, con ánimos de dictador al mejor estilo de un moderno Hitler, como si los Estados Unidos no fuera un país que vive del saqueo de los excedentes económicos del tercer mundo y hasta de Europa. Nuevamente sin ningún pudor viola los derechos humanos para imponer su voluntad, ya que las órdenes ejecutivas son alarmantes: violan los derechos humanos de los migrantes, devuelven a Cuba a la lista de países promotores del terrorismo, y convierten a los narcos mexicanos en terroristas.
En realidad esta parafernalia belicista cubre la falta de un proyecto real, congruente y progresista de país que resuelva la problemática, como su enorme deuda, el aspecto laboral, la drogadicción, la inflación y sacar adelante al dólar.
Para empezar, da prácticamente por terminado el proyecto neoliberal y el tratado comercial, al pretender imponer un impuesto de 25% a las exportaciones de México y Canadá, e incluye a China con 10%, pues este modelo se sustenta precisamente en la desaparición de las barreras comerciales.
Y ahora Trump se va a retirar de la Organización Mundial de la Salud, es decir, Estados Unidos ya no va a apoyar a esa organización. Esto es importante considerando que este país es el principal donante mundial en materia de salud, con 15 mil ochocientos millones de dólares en 2022. Parece ser que a su asesor Elon Musk no le gusta que los países cedan autoridad a la OMS y por ese motivo se saldrá de esa organización dependiente de la ONU.
Ahora la guerra judicial no se ha hecho esperar, cuando 22 estados de la unión han interpuesto demandas para frenar la orden ejecutiva que bloquea la ciudadanía por nacimiento, que garantiza que los bebés nacidos en Estados Unidos sean ciudadanos norteamericanos independientemente del estatus migratorio de sus padres, es decir, Trump viola la constitución en su enmienda 14, la cual acaba de jurar cumplir y hacer cumplir ante la Biblia. Así ni cómo creerle.
Parece que este gobierno quiere convertir a Estados Unidos en un negocio privado de la oligarquía norteamericana, donde la gente es desechable
