El ciudadanizar las instituciones en una democracia es bien recibido por la sociedad civil porque parece quitarle el corsé partidista a las decisiones políticas, lamentablemente en muchos asuntos la ciudadanización ha provocado desencanto, pues este hecho que parecería una solución, para muchos efectos políticos no ha funcionado. Existen mecanismos que contaminan fácilmente estas instituciones ciudadanas, particularmente las autónomas, por lo que con esta simple decisión poco se resuelve.
Podría pensarse que el problema es la falta de virtudes colectivas y que los ciudadanos son fácilmente sonsacados por el poder económico y muchas veces así es, pero más allá de esto también resulta que muchas de las instituciones se crean con mecanismos cerrados, donde sus decisiones no tienen contrapesos y no hay manera de recurrir sus resoluciones, particularmente en materia electoral, donde ahora aparecen los poderes fácticos disputando el poder político.
Esto se manifiesta en el enfrentamiento por colocar gente de tendencias convenientes o con antecedentes específicos como magistrados o ministros carnales, por ello resulta un imperativo impedir que sea nombrada gente sobre la cual los partidos o los poderes fácticos tienen control.
Sin duda el poder corruptor del dinero socava a la mayor de las virtudes, por ello las resoluciones donde se trate de asuntos como controversias constitucionales o interpretaciones legales, o donde el mismo Tribunal Superior de Justicia esté involucrado, deberían ser resueltas no por mayoría calificada, sino por unanimidad; y que los cargos y decisiones no sean inamovibles sino que puedan ser removidos con facilidad.
Así que la toma de decisiones y la estructura de poder, así como su ejercicio, debe revisarse, como lo sugiere el presidente de la República, con la elección democrática de ministros, magistrados y jueces que, aunque es un tema importante, tampoco resuelve de fondo.
También es relevante la separación de la Judicatura de la Suprema Corte, pues ahora es un apéndice de ella, con lo que ésta es juez y parte. Urge la creación de jueces y jurados ciudadanos para acabar con la impunidad judicial cupular y poder actuar en contra de los miembros de la Suprema Corte, quienes al ser la última palabra, simplemente deciden cómo quieren justificando sin ningún rigor sus decisiones, y en algunos casos, a pesar de estar impedidos, resuelven que sí pueden actuar y se brincan la ley y la constitución.