Un pago que frecuentemente nos eleva el costo del transporte terrestre, ya sea en vehículos particulares o públicos, es el costo de las autopistas y los puentes. Aunque se supone que estos se hacen con una ingeniería financiera que permite saber cuándo se va a recuperar la inversión, y que además la inversión es producto del cobro de impuestos que el gobierno nos hace a los ciudadanos. El gobierno dice que nos cobra por usar las autopistas y los puentes a través de Capufe, porque hay que darles mantenimiento y porque hay que recuperar la inversión, pero no se nos informa a los ciudadanos cómo va esa recuperación de la inversión, ni si hay auditorías, porque bien podrían comenzar por abaratar esos cobros, pero siguen subiendo incluso por encima de la inflación.
Además hay carreteras y autopistas que se concesionan a particulares y esos particulares suben los precios sin control. En algunas zonas cuestan más las casetas que la gasolina que usamos para transportarnos a nuestro destino.
A principios de año viajé a los Estados Unidos por un asunto familiar, no había vuelo directo desde México y había que viajar primero a Houston. Ahí rentamos un vehículo y nos fuimos manejando hasta nuestro destino; la autopista era muy amplia, primero de 6 carriles y luego de cuatro. Para sorpresa, no había ni una sola caseta de cobro, tampoco baches, ni vibradores afloja-suspensión. Además la autopista era recta casi en su totalidad y entraba la señal del celular en todo momento. Bueno, la gasolina estaba más barata que en México.
Me parece que el nuestro es uno de los países que tiene más casetas de cobro por kilómetro en sus autopistas y en muchas de ellas les colocan una especie de “tortuguitas” que golpean toda la suspensión del coche, y no sabemos con qué criterio las colocan, pues forman una zona de vibradores que dañan los vehículos; aun reduciendo la velocidad se siente el golpeteo.
Dicen que van a quitar algunas casetas, que se está haciendo un estudio en las concesionadas al sector privado. Pues a ver, porque este asunto se convirtió en un negocio particular donde incluso algunos ex políticos son socios. Una golondrina no hace verano, pero algo es algo.