1.El domingo 18 de octubre se elegirá nuevo congreso local en Coahuila. Hay forcejeo entre los partidos políticos contendientes -todos innombrables- de si sí o no se realice esa votación o se posponga.
Lo más seguro es que sí. ¿Cómo? Así, en medio de la más severa crisis sanitaria en cien años que ha afectado la economía del país.
Son tiempos de riesgos, las urnas podrían verse desiertas, la gente se abstendría de acudir por lo doloroso de los estragos causados por la pandemia y sus consecuencias en la economía familiar.
Además, el número de personas fallecidas y contagiadas no se detiene, nadie se atreve, en Coahuila, a fijar su fin.
La red de propagación está viva, como la conducta irresponsable de miles de habitantes la acrecienta, sin que las autoridades asuman decisiones a la altura de la exigencia.
En el escenario nacional otra pandemia arrecia: la corrupción.
El electorado está enfadado y no se augura nada bueno para algunos.
2.La semana entrante, un mayor número de instituciones educativas y del sector cultural reanudan sus trabajos.
En el primer caso, si son de carácter público o privado, su obligación es ver y respetar un compromiso inalterable como es la verdadera formación del alumnado.
Bien sabemos de las diferencias materiales entre unas y otras -factor que no necesariamente asegura el cumplimiento cabal de su oferta-, pero que absolutamente prometen la excelencia y una educación integral para la niñez y juventud.
La crisis económica marcará el rumbo de cada una y de cada quien.
Eso sí, a nivel universitario, la juventud lagunera y su infaltable talento tendrá que sumarle de manera decisiva la voluntad y el convencimiento de ser a partir de una mejor preparación, y hacer mancuerna con sus docentes.
¿El CoVid-19 habrá acabado con la improvisación de maestras y maestros?
3.Si el Plan de San Luis Potosí llamó a la revolución el país hace 110 años, la reunión el próximo día 19 en la capital potosina del presidente López Obrador con la Conferencia Nacional de Gobernadores esperemos que se signifique por un diálogo constructivo y no de necedades y falsas preocupaciones.
