La cosa política en la región guarda una aparente calma chicha, una quietud pública. Pero si observamos cómo se manejan los municipios laguneros desde la movilización o no de la población, entonces podremos ver que ese simulado quietismo trae más mensajes que el espionaje entre potencias mundiales.
Lo sucedido en el Partido Acción Nacional y su elección para dirigente estatal en Coahuila lo único que ratificó es que sus actuales dueños ni respiran ni aspiran aires democráticos. Los cacicazgos en el blanquiazul se mantienen, es lo mismo de Lerdo a Torreón. La división, cuatachismo, agandalle y obsesión por escalar al poder o no abandonarlo es lo acentuado en el PAN en estos terruños coahuiltecas y laguneros.
Es decir, lo que ocurre en el panismo es lo que podría denominarse timocracia, un estadio exclusivo para unos cuantos. Hay quienes escriben y aparecen en medios de comunicación tratando de convencer que en las filas panistas todo es dulzura, madurez y convicción y que los de enfrente son los antidemocráticos, corruptos y populistas; esa terca realidad les impide construir escenarios viables que los sitúen, de veras, en el ánimo de la gente.
A ver, en Torreón, el alcalde Jorge Zermeño, pese a las grillas y golpeteo interno en su partido, supo vencer y ganar la reelección que lo hará reasumir el 1 de enero próximo la alcaldía. Jorge, por su trayectoria personal, cuenta con el respaldo de la ciudadanía. Que comete errores, sí. Ya sabrá si hace o no cambios y ajustes que su experiencia política le permita. No más.
Molesto a veces, ha hecho frente al juego mediático de reiterados señalamientos que buscan minarlo. Tres años por delante podrán fortalecer o debilitar su administración. Y más que cuidarse de priístas y morenistas, deberá hacerlo de sus correligionarios. Mientras, panistas de mejor cuño –y personas de otros sectores- quieren que Carlos Bracho reactive su participación. ¿O lo invitará Morena?
Rumor: el experimentado colega Juan Antonio Martínez Barrios podría encargarse del área de Comunicación Social en Matamoros, alcaldía morenista a partir de enero 2019. Éxito.