Política

Desapariciones y votos

  • Columna de Juan Noé Fernández Andrade
  • Desapariciones y votos
  • Juan Noé Fernández Andrade

1. El pasado miércoles fui testigo de la conmemoración del Día de las Madres en la Alameda Zaragoza (Torreón). 

Me llamó poderosamente la atención una cartulina que con letras rojas decía: “En Coahuila la desaparición es el crimen perfecto”. 

Y un dato: 3 mil 807 desaparecidos en el estado, según información del Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas.

Ahí, en medio de los contados árboles que permitían resguardarse del intenso sol, medio centenar de personas, en su mayoría mujeres, madres sin hijos, otra vez expresaban su lamento: “Aunque quieran borrarte, estás en la memoria de mi vientre”, 

“¿Quién te buscará cuando yo ya no esté?”, “¿Por qué los buscamos? Porque los amamos”, “Yo te llevo dentro hasta la raíz, y por más que crezcas vas a estar aquí. 

Yo te llevo dentro hasta la raíz”, “Hasta encontrarlos –as”, “10 de Mayo, nada que celebrar”, “Vivos se los llevaron. Vivos los queremos”, “De corazón a corazón, prevengamos la desaparición”, “De Madre a Madre acompáñame a buscar”, “¿Dónde están? #10 de mayo nada que celebrar”, “Ninguna mujer debería pasar el Día de las Madres buscando a sus hijos hijas. 

¡Se buscan!”, “¡10 de Mayo es para gritar y ver nuestros hijos hijas regresar!”.

Y en la espalda de mujeres y hombres, varias playeras en verde –el color de la esperanza- con el impreso: “Desaparecidos. Verdad y Justicia”.

Un problema que nadie atiende, que no interesa resolver en ningún lado de este país con más de 200 mil desaparecidos. 

Un flagelo, la peor tragedia que puede vivir una mamá, una familia. 

Un tema sin abordar por los candidatos a gobernar Coahuila, que no se fraternizan con el dolor de esas madres de familia, de esas guerreras buscadoras y quienes, pese a la angustia, impotencia y frustración en que sobreviven, no abandonarán a esos hijos e hijas arrancados por un sistema caduco e inhumano. 

Por cierto, no vi con ellas a los que sí se concentraron para defender la causa partidista de “El INE no se toca” hace unas semanas.

2. Por ahí escuché esta semana que el voto del próximo 4 de junio tendría que ser un voto consciente para que en las urnas se exprese el verdadero sentir del electorado. ¿Un voto consciente? ¿Y qué es un voto consciente?

Por un lado, consecuencia del envilecimiento de la política partidista, miles de votos son resultado de la desinformación, de la manipulación, de la pobreza y el hambre, como también del engaño y la mentira. 

Como en cada proceso electoral, ese núcleo de gente se ve sometida a una durísima prueba de votar por lo mismo: falsedades, demagogia, una despensa, una playera, una gorra, quizá un lonche y un refresco. O de un discurso apantallador.

La política partidista, llena de escándalos por “distinguidos” militantes corruptos y traidores, y ahora desideologizados, ha resultado por demás ineficiente en la solución de interminables ciclos de crisis.

La prensa, que apenas si retrata a medias lo que de verdad acontece en el actual proceso electoral en Coahuila, nos receten declaraciones, acusaciones, discursos plenos de individualismo, de egocentrismo, lejos de la búsqueda del bienestar que los sectores mayoritarios desean desde tiempo atrás.

Votar es un acto de responsabilidad personal y ciudadana.

Tendríamos que pensar a quién le vamos a obsequiar nuestro voto. 

¿Por uno de los cuatro candidatos a la gubernatura? 

¿O será por las siglas que representan y que tienen colores pero no ideología? ¿Y los y las candidatos a diputados locales? ¿Igual o peor?

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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