El presidente López Obrador, activista.
El gobernador Riquelme, activista.
El alcalde Jorge Zermeño, activista.
Las bancadas del senado y San Lázaro, activistas.
Los famosísimos comentócratas, activistas.
Las y los conductores de televisión en espacios nacionales, activistas.
Las y los opinólogos, activistas.
Los medios impresos, electrónicos y las redes sociales que sumados al activismo publican la parcialidad que a sus intereses obedece provocan un tsunami al que se agrega la intelectualidad capitalina y/o provinciana, tanto o más que simpatizantes o militantes del montón de partidos políticos en México, o conocidos miembros de cámaras y organismos empresariales.
Bailarinas, cantantes y personajes de la farándula y picaresca ejecutan ahora ese activismo.
Total, que la arena política es el espacio donde el país muere y revive cada segundo y, también, donde se aprecia una mayor aversión entre las clases sociales.
Por igual, mujeres y hombres golpean o intentan golpear, o se defienden y regresan los mandobles.
Mientras hay quienes están en contra de todo lo que hagan los de enfrente, éstos maniobran y exponen temas que enmudecen momentáneamente a aquellos(as).
Sea de economía -tema prioritario para unos-, o de política -tema non para otros-, de educación -tema insalvable generalizado-, de salud -tema de privilegiados o de infortunados-, de derechos humanos -tema maltrecho por gobiernos locales y federales-, de inseguridad y violencia criminal -cada día peor por haber sido engendrada desde los gobiernos de los tres órdenes y derivada en un Narco Estado-, de corrupción -nosotros no ustedes sí-, de políticos(as) oportunistas y arribistas -alejados de convicciones ideológicas-, y más y más temas, solo causan traiciones y monstruosidades.
Así, con esta clase política y adherentes.
Decía José Saramago: “Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay”. Este tiempo en México es otra burla.
Señal: la puesta en Coahuila, casi en verde, del semáforo epidemiológico: grilla electorera.
La red de contagios se mantiene.