La reforma fiscal, que aún está en discusión, pero que es altamente probable que apruebe en los siguientes días, consta de tres puntos principales:
1. Baja de impuestos sobre la renta (al ingreso familiar), que se estima entre 10 y 12 por ciento, dependiendo el nivel de ingreso. Además de una simplificación en los rangos, reduciendo un tabulador de siete a tres niveles; pienso que es una medida que podría impactar positivamente a México, ya que si los hogares y consumidores estadunidenses tienen mayor ingreso por pagar menos impuestos, tendrían más capacidad de compra y consumo, por lo que se supone que mucho de lo que exportamos a ese país se consumirá en mayores cantidades.
2. Reducción del impuesto sobre la renta a las compañías. En primera instancia, este punto nos va a perjudicar, porque se está hablando de bajar el ISR de 35 a 20 por ciento; todavía no es precisa la cifra, pero de cualquier forma se reducirá de manera importante; digo que nos va a afectar en el corto plazo porque será más atractivo invertir y poner recursos en una empresa cuya tasa de impuestos será de hasta 10 puntos porcentuales menos de lo que cobramos en México. En pocas palabras, de aprobarse este segundo punto, se hace menos atractivo invertir en México, lo que nos resta competitividad. Creo que a mediano y largo plazos nos puede traer un beneficio en el sentido de que nos obligaría también a hacer una reforma fiscal con el objetivo de ser —por lo menos— igual de atractivos.
3. Disminución en la tasa de repatriación. Aquí se plantea que los recursos que están fuera de EU, que deberían pagar 35 por ciento sobre las utilidades, y que muchos de ellos ni siquiera pagan eso porque están en paraísos fiscales, se sugiere una tasa generalizada de 10 por ciento sobre las ganancias, independientemente de en dónde se encuentren invertidos. Creo que esta medida no nos afecta ni beneficia, ya que al no ser nosotros un paraíso fiscal, seríamos igual de atractivos que naciones que ofrezcan el mismo riesgo/país, y por supuesto, rendimiento; sin embargo, sí podría afectarnos en el sentido de que mucho dinero que está fuera de EU, pudiera provocar una repatriación masiva y por ende un fortalecimiento del dólar contra la canasta de monedas.
En conclusión, esta reforma nos podría traer un efecto inmediato de debilitamiento del peso, pero viéndolo a largo plazo, podría beneficiarnos obligándonos a hacer la reforma fiscal que verdaderamente necesitamos.
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