Política

Cultura de prevención del delito

El país vive una tragedia en seguridad y parece que autoridades entrantes no saben por dónde empezar. Loretta Ortiz –compañera de generación en la Libre- coordinadora de Foros para la Pacificación anuncia la elaboración de la iniciativa de “Ley General que establece el Sistema Integral para la Justicia, Verdad, Garantía de no repetición y reparación a las víctimas”. ¿Y el perdón prometido? Más leyes no son solución. Insisto, empezar por la prevención.

“Más vale tres años como rey que una vida como buey”, escucha a estudiante universitario recién graduado. Aspiraciones extendidas hoy son gustar buena vida –carros, ropa, drogas- aun cuando lo que se gana sea insuficiente; búsqueda de atajos para vivirla sin mayor esfuerzo; atracción por lo agradable aunque aparte del deber; falta de valor para decir no a drogas.

Y luego frente a violencia, inseguridad, corrupción e impunidad los mexicanos nos atragantamos. Aventarse culpas entre ámbitos de gobierno es estéril. Responsables somos todos, tres órdenes de gobierno, sociedad civil, medios de comunicación, redes sociales. Es necesario reconozcamos nuestra parte de responsabilidad en prevención social y exigencia de rendición de cuentas a autoridades en todas las formas de prevención: social, situacional, policial, comunitaria, psicosocial, para la reincidencia.

Padres de familia y maestros educan a otros y logran su finalidad cuando contribuyen a que los educandos decidan educarse a sí mismos. Educar es actualizar de manera consciente y libre potencialidades humanas. Somos cuerpos espiritualizados o espíritus encarnados; tenemos necesidad esencial de respetar y promover bienes materiales, espirituales, culturales, y por ser racionales no es válido lesionar, mentir, matar, robar ni pagar injustamente el trabajo de los demás.

El derecho hace selección de bienes humanos por proteger –vida, libertades, patrimonios- y de males humanos por prohibir: homicidios, secuestros, robos, extorsiones. El uso que cada quien haga de su libertad tendrá influencia decisiva en la vigencia o no del derecho, en la prevención del delito y en sanción del mismo. Cuando la gente por convencimiento respeta la ley, no es necesario acudir a la coacción para que obedezca.

Y tenemos vida afectiva o sentimientos, factor dinámico formidable de vida humana y gran reto educativo. Procuremos no ser frente a la prevención de delitos, ilusos y cínicos, sino sensatos, realistas y con sentido común. Eduquemos la voluntad, el sentimiento, el carácter y los aspectos de la vida personal y social para buenas conductas habituales en sociedad.

Hay cuatro actitudes fundamentales para prevenir corrupción o delitos: 1) Templanza o capacidad de resistir la atracción de lo agradable cuando nos aparte del deber; si alguien le gusta la buena vida pero lo que gana es insuficiente, la situación lo impulsa a ilícitos para financiar su gusto por buena vida. 2) Fortaleza o capacidad habitual de resistir temor del peligro y de lo desagradable. Mentir o adicción a las drogas empieza en joven con falta de fortaleza o valor civil. 3) Justicia, voluntad constante de darle a cada quien lo que es suyo. Empezando por pagar lo justo a nuestros empleados, tratando a los demás como queremos nos traten. 4) Prudencia o hábito de tomar decisiones moral y jurídicamente correctas. No hay atajos. Que lo sepan nuestros hijos, en primer lugar.

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Juan Miguel Alcántara Soria
  • Juan Miguel Alcántara Soria
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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