Política

Semana X

  • Columna de Juan María Naveja Diebold
  • Semana X
  • Juan María Naveja Diebold

No sabíamos qué esperar cuando vimos a la marea comerse el agua que usaría para amasar el tsunami que ha sido el covid-19 hace diez semanas. Nadie sabía exactamente cómo había empezado la pandemia, cómo se esparciría por el mundo, cuánto tiempo podría tardar una vacuna, si habría medicamentos para combatir la enfermedad. Se especulaba que afectaba a ciertos grupos demográficos más que otros, que se desarrollaría una inmunidad y, que la mayor amenaza que presentaba era el saturar el sistema médico. Diez semanas después, aún no sabemos en qué va a terminar la pandemia, pero muchos de nuestros supuestos originales han sido descartados.

En ese entonces muchos boquiflojos nos sentimos visionarios describiendo cómo el mundo cambiaría porque la gente “ya no iba a ir a la oficina”. En el otro extremo, otros con aspiraciones más proféticas ya dieron las aulas por extintas, las metrópolis por difuntas e incluso han supuesto que la gente dejará de viajar. También hay merolicos que insisten en hablar diario para hacer el ridículo ya que no hay suficiente información para justificar su balbuceo.

En el joven Notivox la ya vieja línea ideológica definida por derecha e izquierda parece haber sumado ciencia al liberalismo y retórica al conservadurismo. Desde salir a la luz el covid-19 se ha polarizado así, entre los que ciegamente obedecen a los científicos expertos en epidemiología y los que se rehúsan a aceptar una realidad que no cuadra con su lógica. Por favor que no les llegue a sorprender que creo que ambas posturas son a cuan más estúpidas.

Hemos estado obedeciendo ciegamente a los consejos de académicos que han estudiado situaciones pasadas similares y posibles escenarios futuros, pero que reconocen llanamente que se basan en modelos que dependen de suposiciones que, como hemos descubierto, eran incorrectas –no se les olvide que los modelos de Oxford y la Academia Real Británica proyectaban millones de muertes para esta fecha, por dar un ejemplo (pero nadie nunca lee los estudios más allá de los abstractos).

Los científicos no nos engañaron, les pedimos su mejor pronóstico y nos lo dieron, pero los académicos viven en un mundo teórico. Un hermoso mundo en el que se pueden hacer nobles suposiciones como “el costo económico no justifica la pérdida de vida humana”. Lo siento, pero las personas más pragmáticas (cabalgadura a la derecha) les podrán aclarar rápidamente que por supuesto que se le puede atribuir un valor económico a las vidas humanas.

¿Quién tiene la razón? ¿Los que quieren reabrir la economía o los que la han mantenido cerrada? Seguramente ninguno en su totalidad. La meta era aplanar la curva de contagio, no encerrarnos a esperar la cura, la curva se ha aplanado, es momento de resumir actividades, pero, no como ganado a la pastura. El plan siempre fue una reapertura controlada con nuevas medidas de seguridad para ir absorbiendo los contagios poco a poco. Desafortunadamente, este tema se ha politizado, de tal manera que parece imposible llevar a cabo el plan. Quieren o todo o nada, aunque el resultado sea que en vez de tener o crisis humanitaria o económica, podamos tener ambas.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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