Política

El capitalismo y su problema existencial

  • Columna de Juan María Naveja Diebold
  • El capitalismo y su problema existencial
  • Juan María Naveja Diebold

Fin de año. Momentos de fiesta, compras, familia y a veces introspección. La lucha de clases es probablemente el tema más recurrente en esta columna. De muchas maneras los avances en tecnología y fraternidad han servido para ecualizar las balanzas entre los que tienen y los que no.

El internet prácticamente ha eliminado la exclusividad de la información y conocimiento. Mientras que las enfermedades más graves siguen siendo costosas de tratar, prácticamente cualquiera puede sobrevivir las epidemias temporales. Hay naciones en guerra civil (podríamos argumentar que México es una de ellas), pero en general, la gente vive sin miedo a ser invadida por otra nación o conscripta a un ejército para ir a pelear al extranjero. Hoy en día, se produce suficiente comida para alimentar al mundo entero y la hambruna no es una causa de mortalidad significante en ningún país del mundo. Sin embargo, se puede argumentar y me parece correcto decir, que la separación entre clases en todos y cada uno de los países del mundo ha aumentado gradualmente desde hace siete décadas y no hay razón para creer que va a disminuir si todo sigue igual.

Es verdad que, por primera vez en la historia, la gente no se tiene que preocupar por los peligros más letales que la humanidad se ha enfrentado a lo largo de su existencia: no hay plagas, no hay guerra y abunda la comida. Un capitalista afluente podría argumentar que es el regalo que le ha dado su capital a la población y que ésta debe estar agradecida y satisfecha. Haciendo a un lado los argumentos de igualdad (que en mi opinión son fundamentales en esta discusión), el problema es que al resolverle a las personas su supervivencia, se les crea un problema existencial ¿Qué hago ahora que mi supervivencia está “segura”?

Los ricos pueden irse a retiros de yoga en Nepal, redecorar su casa, planear vacaciones familiares, preocuparse por el medio ambiente… Pocos serán felices, pero tienen los recursos para explorar su razón de existir en un mundo post apocalíptico (en el cual no vemos un final apocalíptico a nuestras vidas como realista). Los pobres no tienen la helgadura de capital para ponderarse y, gracias a los mismos avances tienen que vivir viendo en sus ventanas a los ricos fingir haber encontrado la clave de la felicidad en su acumulación de capital.

En el pasado la realeza solo mostraba destellos de sus excesos al pueblo. Suficiente para exhibir su poder y control, pero no tanto como para causar envidias. Hoy en día no hay ni la intención ni la posibilidad de esconder los escalones en las castas, aunque esconder la desigualdad no sería ninguna solución.

Creo que la cúspide de la percepción de igualdad en el mundo sucede cuando la clase media está en su máximo. En los inicios del capitalismo nace una clase obrera entre el asalariado y el poseedor de capital que es el trabajador con talento, el que puede hacer cosas que no cualquiera hace y demanda más capital por su trabajo. Obviamente, su producto laboral le es más caro al capitalista y durante los últimos 70 años hemos estado sustituyendo o simplificando esos trabajos con tecnología. Quien genera esa tecnología se queda con todo ese capital y desaparece la clase media y sin clase media no hay un puente de la pobreza a la igualdad.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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