El “Tuca” Ferretti de siempre, el que ya sabíamos que existía pero que no nos habíamos atrevido a definir, se presenta ante nosotros.
Aquel “Tuca tiki o taka tuka” (ya no sé cómo era) ya no existe porque además nunca fue real.
La belleza que le obsequiaban por sus logros se debía siempre a la gran institución que lo respaldaba, al complejo elenco de plantel que dirigía, a las graciosas alabanzas obsequiadas y a las individualidades muy bien sumadas a la conquista de la década.
Hoy, nada de eso tiene, por eso es el lugar 17 sumido en la mediocridad.
¿Dónde se perdió la magia de Don Ricardo? Sin Gignac se le olvidó todo.
Los Bravos (respetando el nombre) es el mismo Cobras y el mismo Indios de antaño.
Cambió de sustantivo pero no de mística, modificó su estructura pero no su querencia, transformó su rostro pero no su alma.
Con Ferretti al frente pusieron una cara novedosa, falsa, en apariencia exitosa.
¿Qué de bueno le ha podido regalar Ferretti a su nuevo equipo? Nada; suspira, se queja menos, ya no regaña tanto, se le percibe cansado, es normal.
No tiene hambre de superación, tampoco en el estómago y menos en la cartera.
Esta no nueva organización ha intentado algo distinto pero falsamente creyeron que Ferretti era el indicado.
Don Ricardo no es generador de talentos; es “desperdiciador” de economías.
Sabe despilfarrar muy bien lo que no es suyo. Su amplia experiencia no le alcanza para hacer que sus dirigidos de hoy, ejecuten lo que él indica.
Lo que antes le redituaba, hoy se le va de las manos. Insistir en sus dones, necesariamente nos lleva a una gran conclusión que solemos olvidar.
Por encima del director técnico, está la institución, el presupuesto y el plantel.
Ferretti ha sido un buen ejecutivo sin generar distingos suficientes como para confiar que es el hombre más capaz para hacer que estos fronterizos sean bravos.
En contra parte, Almada y sus pupilos deben saber que ya es hora de ganar; como sea. Tanto empate aburre y obliga a enfocar la atención en el triunfo porque se les puede escapar el torneo.
Que Don Guillermo decida lo que mejor le parezca pero ya no tiene margen de darse lujos que creyó le eran necesarios, como la dosificación. Dória, Gorriarán y Valdés viajaron y jugaron un rato.
Esperemos verlos desde el inicio contra un rival que sólo el nombre tiene de impetuoso porque realmente da lástima.