¿Por dónde empezar la reconstrucción de este Santos?
No es fácil la obra porque existen compromisos contractuales con algunos jugadores recién llegados.
Se comprende el alto grado de dificultad.
De ahí se desprende que la evaluación de cada jugador debe ser seria y estricta.
Si es necesario perder dinero, que se pierda, ya se perdió mucho en imagen y confianza.
La afición ya no cree.
Los resultados tan negativos han obligado a la gente a tener que abandonar a su equipo.
No le han dado a la afición otra opción porque las palabras vacías de cada semana ya no tienen cabida en el buen corazón de la gente.
La tristeza impera y llega hasta algo de desprecio.
A la gente poco le interesa el Santos de hoy, y no es culpa de los seguidores.
Se comprende que el corporativo necesite ser firme con sus principios pero también se requiere que se entienda la actitud y postura de la afición que cada semana se desilusiona más.
Los espacios de alegría se han limitado y aquí se necesita otro tipo de reconstrucción que es más compleja a la de contratar nuevos jugadores porque los sentimientos y las emociones son de otra dimensión y de otro valor.
Poco a poco le han quitado identidad al Santos y han dañado a la región después de haberle regalado muchas felicidades.
Esta labor de reconstrucción es más compleja porque requiere la suficiente humildad y sensibilidad para entender a la otra parte.
Las posturas con emisiones verdaderas pero huecas no hacen efecto ni en la tabla general ni en la aceptación anímica de la afición.
Es complejo reconstruir el alma.
