La desfachatez típica del futbol organizado que es desorganizado salió a relucir.
Tenía que ser el futbol quien pronto en la gesta olímpica diera la nota no solo discordante sino bochornosa ante el mundo.
Marruecos y Argentina disputaban su partido y todo se salió de control. Invasión de cancha, dudas del VAR, suspensión por largo rato, reclamos, insultos, recordatorios de anteriores rencillas, más insultos, total caos.
Típico del futbol organizado en cualquier lugar del mundo aunque la FIFA se dé baños de pureza proclamando su grandeza.
No se duda la inmensa influencia de este organismo ante la esfera mundial pero también se proclama que dirige un deporte caótico en su reglamentación, anacrónico, fuera de tiempo y aislado de la congruencia.
Por ejemplo: es el único deporte que permite que un equipo participe con un jugador menos cuando ha sido expulsado uno de sus miembros.
Imagine usted que el “tercera base” de un equipo de beisbol haya sido expulsado y no se le permita sustituirlo.
Por demás injurioso. Pues el futbol hasta se enorgullece de tener esta medida reglamentaria.
Pero regresando al bochorno.
El mal ejemplo mundial del futbol por el partido antes citado es el reflejo de muchas anomalías de esta institución a lo largo de su nada ejemplar historia.
Recordemos los sobornos y arreglos del pasado.
Insólito lo que sucedió, de risa pero también de hastío y vergüenza porque la gesta olímpica, creada con fines de unidad y pacificación, trajo de pronto, por culpa del futbol, un mal ejemplo.