Se presume que el intercambio de sedes, de equipos y de competencia, revalorará a la liga MX porque, dicen que dijeron, que la “Leagues Cup” se asemeja a una copa del mundo.
Pensar esto último, externarlo y decirlo con mucha convicción, es sinónimo del miedo que se vive ante el mal producto que aquí se ofrece.
¿Qué pensará Messi al enterarse que la competencia formal se detiene un rato para darle paso a otra competencia internacional? ¿Habrá actuado él en algún planeta semejante al nuestro?
De todos modos, sin buscarle muchos contras al certamen, deberá captar nuestra atención en términos de ocupar el tiempo, aunque suene a desprecio.
Cada plaza futbolera de nuestro país, seguramente le pondrá precisa atención al ir y venir de su equipo; y hasta ahí.
No creo que alguien vaya a sufrir por la eliminación de su equipo como si fuera algo semejante a nuestras liguillas.
Tampoco creo que alguien festeje de más si su equipo sigue avanzando victorioso.
Si la intención es hacer los dólares que aquí no producen, se les felicita, se les comprende.
Si llega a ser el caso, entonces quédense allá para que puedan sensibilizar el peso del dólar contra el valor del cariño.
El color verde de la moneda tiene su reconocimiento. El aroma del apoyo rebasa a lo monetario.
Es la nueva apuesta, está en juego el nacimiento de un intento de abandono que pudiera ser experimento.
A propósito del certamen. ¿Se van a repartir las ganancias equitativamente, sin importar quién aporte más? ¿En base a qué van a medir el éxito o fracaso de esta liga?
