Los capitalinos se pusieron serios, muy luchones, para llegar a la final. Esperemos sepan defender con categoría el honor de ser finalistas. Ese momento ellos se lo ganaron porque son el uno y el dos.
Sus nombres retumban en todo el país y fuera de él. Merecen estar en la final pero también deseamos que dignifiquen su posición y sepan defender al futbol mexicano.
Afortunadamente fueron el uno y el dos; eso los encumbra y hasta cierto punto con eso basta para recordarles que deben volver a enriquecer el valor de la final. Sus nombres y su estatus histórico ayudan a exigirles que sean lo suficientemente empáticos con el futbol mexicano.
Tienen la obligación de captar la atención de otras aficiones y regiones no identificadas con ellos. Si es cierto lo que son, su obligación ahora crece porque el país entero los estará espiando.
Santos ha sido campeón habiendo sido lugar 1, 2, 4 y 8. Siempre mostró dignidad y sufrimiento.
Cuando fue la final contra Querétaro, lugar 6, muchos arrogantes capitalinos con micrófono o pluma exquisita, con algo de razón según su visión periférica, despreciaron esa final.
Esperemos que la actual final siendo los nombres que son y los lugares que ocupan sepan atraer. Eso es lo único que se les pide.
Que su función de finalistas los convoque a la excelencia.