Hoy y recién llegado, el centro delantero del Santos es JJ Macías. Antes fueron Juan Flores, Jared Borgueti, Oribe Peralta, Matías Vuoso, “Chucho” Benítez, Julio Furch.
Se pueden presentar más nombres de feliz recuerdo pero con ellos basta.
Los antes citados brillaron gracias a sus virtudes pero al lado de ellos había verdaderos constructores de futbol capaces de alimentar al goleador.
Dolmo Flores, Benjamín Galindo, Rodrigo Ruiz, Daniel Ludueña, Brian Lozano.
Hoy, desgraciadamente no se percibe algo semejante que aliente al aficionado. He aquí la enorme diferencia entre los tiempos de riqueza emocional y el actual.
Brota la duda. Hasta dónde podrá JJ Macías aportar suficientes goles para darle vida a este equipo porque él solo no podrá.
Es donde surge la incomodidad para establecer cierta proyección del Santos en el próximo semestre.
Recordar los nombres, personajes y actuaciones de los ya citados, es recurrir no nada más a la historia sino también a la “industria de la emoción”.
No debo olvidar a Diego Valdés y a Juan Bruneta porque sin haber sido campeones en Santos, destacaron. Y los recordamos con añoranza, admiración y cariño.
Esto es lo que en el fondo duele. La organización supo encontrarlos en el mundo del futbol, los hizo crecer, se alimentaron de éxitos mutuamente.
La renovación de buenos momentos no es fácil. Es por ello que la época actual está llena de dudas.
El nombre de JJ Macías ayuda poco para ilusionar algo semejante a lo que la afición ya gozó en el pasado con la lista singular de centros delanteros.