Ningún equipo mexicano pudo llegar a la final de la liga novedosa inventada con fines económicos.
Eso es bueno si en realidad se tiene la profunda intención de mejorar. Hay la esperanza de recibir la promesa de los dólares.
El fracaso es bienvenido siempre y cuando exista suficiente grado de conciencia para cambiar varias cosas; la primera de ellas, reducir a 5 las plazas de extranjeros.
Han abusado de darle al forastero todas las prerrogativas posibles y no se avanza. He aquí la prueba.
No fracasó América, Tigres, Monterrey o el que usted más quiera, es todo el futbol mexicano el que ha sucumbido. No se trata de apartar al presidente de la Liga Mx.
Es necesario modificar estructuras de conveniencia que mucho perjudican.
Si México no ha accedido al quinto partido en mundiales, Fernando Ortiz no ha superado una semifinal, y esto no es crítica, es definición y recuerdo. Pachuca, Toluca y Guadalajara lo eliminaron en Semifinales.
Ahora fue un “gringo” y esto debe ser un muy serio llamado de atención.
La arrogancia no ayuda a valorar lo que se ha dejado de hacer. Los paradigmas tienen su propia verdad.
La ocurrencia de enfrentar a nuestros vecinos con la logística compleja que ofrecieron es el tema central para revisar si es cierto que nuestro futbol es atractivo.
El invento funcionó sabiendo interpretar las lecciones.
La reanudación de nuestro torneo nos irá señalando si el interés de las distintas aficiones por sus equipos, sigue vivo o lo han enfermado por no afirmar que casi lo han matado.
Con buenos ojos, esto es bienvenido para cobrar conciencia y mejorar.
La lección está dada y no se debe desaprovechar. El futbol mexicano agacha la cabeza.