Podría ser muy común (más en tiempos violentos) que un hombre que se introduzca furtivamente a robar en una casa sea atacado por una mascota que lo ha desconocido, como es obvio. Me he enterado que muchas de las veces, cuando se estudian los terrenos, los designados delincuentes van preparados para, mediante un trozo de carne envenenada, deshacerse del obstáculo. Asunto arreglado.
Pero los cálculos del protagonista fallaron. El viernes 7, en algún lugar de Chiapas, éste brincó una barda de la casa de una familia clase media y se topó sin escapatoria con la mandíbula de un Pitbull al que le han comenzado a llamar “Héroe de Copoya” porque le desprendió el brazo izquierdo al hombre de 36 años.
Las imágenes en redes son impresionantes, la cámara interna grabó todo. Se explica que José -así se llama el infractor- gritó para que alguien lo ayudara. Y fueron los propios dueños del inmueble los que le quitaron de encima a la mascota. Luego llegaron los paramédicos para darle los primeros auxilios.
Ahora José está muy cerca de perder su brazo. Los familiares han pedido el sacrificio del perro. ¿Y qué hubiera pasado si a él lo hubiesen envenenado? A la mascota, al “Héroe” (en las redes) lo van a vigilar y ha sido declarado sin culpa, volverá a casa. El asunto es que está amenazado por los familiares de José. Estas historias son complicadas. Hay memes, se ha viralizado el hecho pero sobresalen un par de fotografías que hielan el alma: el can en la primera de las fotos es café; en la segunda es rojo debido, supongo, a la sangre que lo salpicó y que habrá salido del brazo izquierdo de José.
Se precisa más adelante que José está internado en un nosocomio de Tuxtla Gutiérrez y que, aparte del desprendimiento del brazo izquierdo, tiene bastantes mordidas en el cuerpo.
Pero quiero resaltar aquí los comentarios de un locutor matutino que conduce “Panorama Informático”, porque él expresó que la mascota debió saltar directamente al cuello de José, y entonces narró de manera perversa cómo habría sucedido aquello. Muy simple: José estaría muerto porque un Pitbull no abre la mandíbula si atrapa algo. ¿No se llama apología de la violencia lo que narró el locutor? ¿Se puede condenar tan severamente desde un micrófono y una cabina a nivel nacional? No, es sumamente condenable. Mucho.
Juan Gerardo Sampedro@Coleoptero55