Mañana será el día en el que el señor gobernador nos revele el nombre de quien habrá de sustituir al secretario de cultura: la renuncia estaba ya desde el 15 de julio sobre la mesa, aunque a decir del mandatario estatal él guardaba sus propias opiniones respecto al desempeño del antropólogo.
Un dato que sobresale de todo esto: la renuncia se sustenta en lo siguiente: el aún secretario —mañana ya no lo será— nombró a personal que no lo convenció y que a la postre resultó contraproducente, él habla de un par de casos, mínimo. Afirma que les solicitó que renunciaran a las direcciones pero que hicieron caso omiso.
Yo, que estuve cerca de esa secretaría años enteros y que formé parte de ella aprendí de golpes bajos y traiciones. Ahora no volvería a involucrarme en esas implicadas redes. Difícil vi, al inicio, la designación de un académico no habituado al ámbito. Un agudo periodista escribió que ese nombramiento era indebido porque lo del secretario era asesorar a los tiemperos del Popo: ahí está toda su investigación. Es probable.
El inicio de su administración fue malo: organizó un espectáculo de lucha libre en un espacio no propicio: ahí comenzaron sus problemas y las críticas hacia él: a la primera caída quedó contra la lona, sin remedio.
Pues bien, un secretario no pide ni insiste por favor una renuncia: si no estaba conforme con alguien ahí simple y categóricamente se dan las gracias, los hubiera corrido, punto, así de fácil, incluso instruyendo al policía de la entrada para que no los dejara pasar, que les pusiera el pretexto que fuera, que no traían cubrebocas como lo aconseja la SSA, cualquier cosa, cuestión de oficios firmados, sellados.
Sin embargo, por otra equivocada decisión, se hizo asesorar de personajes que le vendieron ideas erróneas y que ni la preparatoria terminaron. Se hizo asesorar de falsos psicoanalistas y poetas ramplones, nada más. Punto. Eso también demeritó su trabajo.
Hoy piden los trabajadores de la cultura que el nuevo nombramiento recaiga en buenas manos y que los improvisados —en los que confío el secretario que se va— dejen de meterse en lo que no saben ni les importa, ni están calificados. Que se vayan a terminar la prepa, al fin las hay abiertas y en horarios flexibles. Y ya, será lo más correcto.
