Si la elección presidencial fuera hoy, casi con seguridad el triunfador sería López Obrador en el rango de 35 por ciento de la votación efectiva. En términos históricos, no crece, pero no disminuye y sería un porcentaje semejante al alcanzado por Felipe Calderón en 2006.
Vale la pena resaltar algunas diferencias estructurales de aquel presidente electo con el que sería en la hipótesis inicial el presidente AMLO. En 2006 hubo quienes pusieron en tela de juicio la legitimidad presidencial de FCH, mas no por el porcentaje de votación sino por la legalidad del proceso electoral. La controversia sobre la presidencia calderonista se centraba en la elección, no en lo exiguo de la preferencia obtenida. Entre uno y otro habría muchas diferencias y similitudes, pero en ese escenario habría que resaltar una discrepancia fundamental, entre muchas otras, como eran las posturas de uno y otro en temas tan cruciales como el de la seguridad.
Durante su campaña, Calderón fue casi omiso en pronunciamientos sobre ese tema. La crisis de seguridad estaba a la vista de todos, menos del presidente Fox, que era ignorante del tema, mientras estados enteros ya se incendiaban, como Michoacán, Guerrero y Tamaulipas.
Algunas de las primeras grandes decisiones de Calderón tuvieron que ver directamente con el tema de la seguridad, tanto en su faceta civil como militar. Respecto del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Cisen, durante el gobierno de Vicente Fox, bajo una lógica muy lopezobradorista y atizada por la fobia hacia el PRI y antisistémica de Adolfo Aguilar, entre 2000 y 2006 el centro había sido prácticamente desmantelado y reducido a 50% en relación con el año 2000, tanto en personal como en presupuesto. Se le imputaba el espionaje político y eso no era democrático en una visión anacrónica e irreal. El Cisen era importante hasta 2000, por lo que había impedido que ocurriera y esos no son resultados que se ventilen en la opinión pública. Calderón detuvo su caída y emprendió un ejercicio serio de fortalecimiento institucional y modernización administrativa.
En cuanto a las fuerzas armadas, uno de los actos iniciales de Calderón fue echar mano de ellas, abierta y masivamente a partir del 10 de diciembre de 2006 con el despliegue del Ejército en Apatzingán y, a partir de entonces, el uso sistemático de las fuerzas armadas, incluyendo la Marina. Esas acciones de orden político extraordinarias no hubieran sido posibles, al margen de si fueron eficaces o no, sin un consenso de los altos mandos militares en torno a la legitimidad, legalidad y respaldo recíproco del presidente de la República.
AMLO ha sido poco cuidadoso en el tema por no decir simple ignorante de su trascendencia y funcionalidad. Le publicaron algunas cosas ya sabidas relacionadas con sus hijos. Decidió que fue el Cisen y que lo suprimirá durante su gobierno. Responsabilizó al Ejército de la desaparición de los 43 y ahora se ha lanzado contra el secretario de la Defensa. AMLO se ha distanciado, si tiene una pizca de palabra, de la inteligencia civil y militar. Eso no se puede hacer con solo 35% de la votación. ¿Se darán cuenta?