A menos que la 4T mantenga su alianza política con Jesús Nader Nasrrallah, contrapeso de Cabeza de Vaca al interior del PAN, el éxito de la candidatura de José Schekaibán Ongay en 2024 quedará prendido sobre alfileres en un municipio fraguado en la alternancia, en donde la aprobación presidencial es alta y la intención del voto de Morena se incrementa.
Sin duda alguna, el desempeño de Nader lo coloca entre los alcaldes mejor evaluados del país, como se refleja en la reciente encuesta de Mitofsky, en la que lidera el ranking nacional con el 67.5%.
Porcentaje idóneo para seguir gobernando a Tampico; pero Nader agotó esta posibilidad, por lo que su futuro se encuentra en una senaduría o diputación, confrontando los intereses de Cabeza de Vaca.
El liderazgo de Chucho representa el único contrapeso que tiene Francisco Javier como factótum del PAN y, en este contexto, perder la alcaldía de Tampico es dejarlo sin asidero político, un escenario que tampoco conviene al Poder Ejecutivo estatal.
Resolver con estas variables la ecuación política tampiqueña, socavando el poder que tiene Cabeza de Vaca, es una prioridad compartida por Nader y el Gobierno del estado.
La potente candidatura de Schekaibán representa en esta coyuntura no solo un salvavidas para el proyecto de Nader, sino también la posibilidad de allanar el camino a la gobernanza estatal.
Tarea complicada en el territorio donde tuvo lugar la primera alternancia de Tamaulipas, con el triunfo de Fernando San Pedro Salem por el PPS en 1972, rasgo acentuado entre 1995 y 2018 con cuatro relevos entre el PAN y el PRI en la alcaldía jaiba.
Destacando el avance exponencial de Morena en Tampico, pasando de 4,371 votos en 2016 a 52,911 en la elección de 2021, con una intención del voto obradorista in crescendo, que a finales de junio favorece a Morena por tres puntos, de acuerdo con la encuesta de “Massive Caller”, además de una aprobación de 58.1% del Presidente López Obrador.
Si Morena gana la alcaldía de Tampico, Cabeza de Vaca se consolidará como el Tlatoani del PAN y, desde las parcelas de poder que aún controla, seguirá dinamitando la gobernanza estatal.
En este sentido, la alianza de la 4T con el Grupo Tampico es clave.
