Con bombo y platillo, el 30 de septiembre de 2016 en Tampico, Francisco García Cabeza de Vaca presentó los diez mandamientos de su gobierno, que seis años después, terminaron en retahíla de buenas intenciones.
1.“Evaluación al gabinete y sus principales colaboradores”: no la hubo, pues el Profeta del cambio perdonó a sus Apóstoles y quienes no quisieron ser cómplices del cochupo, renunciaron como Lydia Madero García.
2.“Gobierno transparente con rendición de cuentas”: la política de opacidad complica la entrega-recepción del gobierno.
3.“Presentación de la declaración 3 de 3 de los funcionarios de gobierno”: una promesa histriónica para ganar el aplauso y la fotografía.
4.“No se tolerarán actos de corrupción, ni diezmos ni cuotas en la contratación de bienes y servicios públicos”: sucedió todo lo contrario, pues la voracidad y su encarecimiento fueron el sello del sexenio, concentrando las ganancias en el ápice de la pirámide gubernamental.
5. “Modernizar los procesos administrativos, para eficientar los servicios”: el abandono del Registro Civil es paradigmático.
6. “Optimizar los recursos de las dependencias (hacer más con menos)”: se gastó más y se hizo menos, y lo poco que se construyó hoy corre el riesgo de colapsarse, como el Hospital General de Madero.
7. “Búsqueda de fuentes de financiamiento alternas”: Cabeza hereda deuda por 15.5 mil millones de pesos, que vence entre 2030 y 2041, pagando 14 mil millones de intereses, comisiones y amortización en su sexenio.
8. “Gobierno con sensibilidad para atender a la gente”: el mandatario estuvo inaccesible el sexenio y cuando reculó el obradorismo le había ganado.
9. “Atención puntual a las quejas y denuncias del público usuario”: el miedo a las represalias las ahuyentó.
10. “Gobierno de Tod@s y para Tod@s”: la bonanza sexenal fue exclusiva del grupo reynosense que ejercicio el poder.
Decálogo abatido al primer cañonazo obregonista, que convirtió al cabecismo en alternancia fallida y en insumo para el triunfo de Américo Villarreal Anaya.
Pronto, la judicialización de los expedientes de salud, obras y seguridad pública, quitarán la risa y el sueño al funcionariado involucrado.