Más de un siglo de tradiciones fue metido en una caja. Desde el lunes el tenis mundial permanece encerrado en Madrid hasta encontrar un rey a raquetazos.
Dieciocho países sembrados en seis grupos, juegan una versión comprimida de la vieja Copa Davis dividiéndola en fase de grupos, cuartos, semifinales y final, con un formato exprés: dos singles y un dobles por cada selección, a ganar 2 partidos, de 3 sets cada uno, y con muerte súbita; todos en la misma superficie y bajo el mismo techo: la Caja Mágica de Madrid. Más rápido imposible, es un trallazo de tenis. Aunque las primeras mini series no han tenido mucho impacto, se espera un repunte en las audiencias durante las fases finales.
Fundada en 1900 por un estudiante de leyes en Harvard, la famosa Ensaladera de Plata había quedado encajonada con la vajilla de la abuela. Ciento diecinueve años después, un jugador del Barça, convertido en empresario de videojuegos, dedujo que el tenis podía parecerse al futbol y le dio forma de Mundial. Un contrato y 3 mil millones de dólares en inversión, fueron suficientes para que Gerard Piqué convenciera a la costumbrista Federación Internacional de soltarse la melena. La bolsa a repartir entre jugadores y asociaciones, quintuplica los ingresos de las últimas ediciones, y el evento, es transmitido en 170 países.
A pesar de hacer bien las cuentas, hay quien extraña la épica del visitante que resistía contra la apasionada localía; elegir el tipo de cancha como un jugador más; y machacarse el fin de semana entero punto a punto, set a set y país a país. Alemania, Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Colombia, Italia, Japón, Kazajistán, Holanda, Rusia, Serbia, Argentina, Gran Bretaña, Croacia, Francia, España y Estados Unidos; resumirán la historia de una de las competiciones más clásicas del deporte.
No hay tiempo para más, cada día hay más campeonatos y canales de distribución, pero menos espacio y paciencia para disfrutarlos: las nuevas generaciones buscan emociones aquí, y ahora. Nadie sabe con certeza si el empaque planteado para los próximos 25 años tendrá éxito. Más vale que funcione, porque la inquietud de Piqué acabó con la tradición de una señora que había vivido 119 años.