Cambio de estación. El beisbol es un deporte que depende de sus olores, sabores, sonidos y estaciones: primavera, verano, otoño, lluvia, madera, pasto, salchichas, caramelo, cerveza, cuero, tabaco, barro, “Take Me Out To the Ball Game”, “God Bless America” y “The Star-Spangled Banner”. Estas cosas tan sencillas continúan funcionando como eje de una admirable pasión estadunidense por su tierra, su pasatiempo y su cultura. Si algo valioso tiene este juego es que logró definir una idea muy cálida de nación. De costa a costa, el beisbol levanta monumentos en las grandes ciudades, sin embargo, mantiene íntegro ese linaje familiar que viene de sus granjas, praderas y llanuras. Cuando la pelota, el guante, el diamante y el bat se escuchan y olfatean en octubre, puede sentirse que el clima cambió: bienvenidos a los playoffs.
Viva la Liguilla. Millones de aficionados al futbol mexicano nunca tuvieron que soportar 38 fechas jugadas a ida y vuelta durante diez interminables meses para disfrutar la emoción, sufrir la injusticia o vivir el vértigo de nuestra singular Liguilla. Algunos millones más, jamás supieron lo que significa ver un campeón coronado por la suma de puntos a lo largo de una temporada: 2 por victoria y 1 por empate. Una de las grandes propiedades de la Liguilla es haber democratizado el drama, y algunos de los grandes males de los torneos cortos son la ansiedad y la impaciencia. Apenas queda tiempo para recordar al último campeón, cuando está por llegar el siguiente: viva la Liguilla.
Echando lámina. Ningún equipo en la historia del deporte logró acumular tantos triunfos, enemigos y reconocimientos en tan pocos años como la escudería Red Bull: 6 campeonatos de pilotos, 4 campeonatos de constructores, a punto de conseguir el quinto, y 89 victorias con 247 podios en Grandes Premios de Fórmula-1; en tan solo un par de décadas. Corriendo contra el tiempo y las tradiciones, Red Bull se ha convertido en el modelo a seguir de muchas franquicias deportivas que, al no poder comprarse un pedazo de historia, la reescriben a su manera. Hace muchas temporadas que el máximo circuito del automovilismo es dominado por una escudería que sigue echando lámina a las grandes carrocerías.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo
