Resistencia. Escribo sin ver, pero escribo sabiendo que esta mañana en Roland Garros (6:30 AM hora de México), es muy probable que haya sido la última vez que vimos a Rafael Nadal sobre la tierra de París. Si Nadal venció a Zverev en otra batalla contra las probabilidades, tendremos una nueva oportunidad; pero si Zverev venció a Nadal, creo, con todo pesar, que lo habremos visto todo. Para sus seguidores Nadal es más que un tenista, se trata de una persona que llevó el oficio y vocación del deportista a niveles pedagógicos, humanos y culturales pocas veces visto: este tipo fue capaz de cambiar la vida de las personas que lo vimos jugar. Más que por sus triunfos, muchos y muy grandes como los de otras estrellas del deporte, a Nadal debemos recordarlo por su inigualable resistencia a la derrota, esta cualidad fue su mejor ejemplo y su mayor victoria.
Solera. Los antiguos torneos de Copa, abiertos, democráticos y nacionales, son los mejores consejeros del futbol moderno. Hay algo que contienen esas viejas Copas que todavía conserva el aroma de la humildad. El equipo que bebe de una clásica Copa regresa en el tiempo: venciendo al City en Wembley, el United se quitó algunos años de encima. Ganar la FA Cup, el título con mayor solera de Inglaterra, representa un pasadizo en la historia del equipo más grande de la ciudad de Manchester. A muchos se les ha olvidado, pero hace algunas temporadas el United era el equipo más rico, famoso y ganador de Inglaterra: la FA Cup es la prueba de su añejo.
Olvido. Torneos cortos o torneos largos es una discusión que hace mucho tiempo perdió el interés. En México llevamos 28 años jugando torneos cortos y cada temporada más aficionados, sobre todo niños y jóvenes, no entienden por qué hace tres décadas teníamos un torneo tan largo. Solo queda una cosa por cuestionar a los torneos cortos: pasan tan rápido, que su campeones se olvidan pronto.